Bajos, fincas y calles inundadas; árboles, tejados, planchas y señales derribadas por el viento; ríos desbordados por las lluvias, colegios obligados a suspender las clases y hasta medio centenar de carreteras afectadas. El temporal volvió a dejar ayer un reguero de incidencias que sembró el caos en las cuatro provincias gallegas. Sin tiempo para recobrar la normalidad, un nuevo frente, más intenso y que evolucionará con gran rapidez, entrará mañana por Galicia para barrer este domingo el Cantábrico y gran parte de la península.

La llegada de esta profunda borrasca de evolución muy rápida y gran intensidad volverá a encender este fin de semana todas las alarmas. Cuando la comunidad todavía no se ha recuperado de los efectos del último temporal, las previsiones meteorológicas apuntan a que un nuevo frente llegará mañana dejando a su paso vientos de entre 120 y 130 kilómetros por hora. La preocupación de los expertos viene porque esta nueva borrasca tiene características de ciclogénesis explosiva, el mismo fenómeno que hace trece meses barrió Galicia y parte del Cantábrico dejando tras de sí un reguero de desperfectos e incluso varias víctimas mortales.

A la espera del nuevo temporal, Galicia vivirá hoy una jornada de tregua que permitirá hacer balance de daños. La mayor parte de las incidencias se produjeron durante la noche y las primeras horas de ayer, cuando el viento arreció en toda la comunidad. Hasta 166 kilómetros por hora marcó la estación de Carballeda de Valdeorras. El viento y también las lluvias –menos intensas que las del miércoles– complicaron la circulación en medio centenar de carreteras autonómicas y decenas de vías secundarias afectadas por la caída de árboles y señales, desprendimientos y socavones. En la provincia lucense los problemas afectaron a treinta carreteras.

En total, el 112 registró 430 incidencias en 153 concellos, especialmente de Pontevedra y el sur de A Coruña. Una de las más espectaculares se produjo en Arousa, donde el Umia se desbordó anegando fincas, viñedos y un restaurante en Meis con sus cinco empleados dentro, que acabaron siendo rescatados con una pala excavadora. Las inundaciones también fueron la pesadilla de colegios. Catorce centros (seis en A Coruña, seis en Pontevedra y dos en Ourense) suspendieron las clases ayer al anegarse o resultar dañadas parte de sus instalaciones dejando sin clase a 3.000 niños. El concello de Lugo decidió cerrar hoy sus centros de Educación Infantil y la Federación Galega de Baloncesto suspendió los partidos del fin de semana.

Las crecidas de los ríos, que hicieron necesario aliviar dos embalses de A Coruña y siete de Lugo y Ourense, también causaron problemas. El Támega llegó a rodear varias viviendas e inundó un centro de salud. En Sigüeiro se cortaron dos viales por el riesgo de desbordamiento del Tambre y en el Deza se vigila al minuto la subida del Ulla.

Dos vuelos cancelados

También las comunicaciones aéreas se vieron afectadas por el viento, con dos vuelos cancelados de Iberia (el Madrid-Santiago de las 09.55 y su correspondencia de las 10.40), uno de Air Europa desviado a Madrid (el Almería-Santiago de las 12.40) y otros dos de Vueling desviados a Santiago. Además, varios pueblos quedaron aislados al ser imposible pasar por sus accesos, como la parroquia arousana de Fonsín o el pueblo de Acebedo, en el Deza. Algunos núcleos se quedaron sin luz y en Rodeiro, un rayo mató a dos vacas e hirió otras tres. Y a pesar de la multitud de tejas y uralitas que salieron volando, sólo una mujer resultó herida al caerle trozos de cornisa en O Carballiño.

En cuanto al fin de semana, el comité asesor del Plan de Protección Civil para o Risco de Temporais se reunirá hoy para evaluar cómo evoluciona la borrasca. En este sentido, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, advirtió de que la noche del sábado al domingo se prevé "un fenómeno adverso importante" e instó a extremar la precaución y evitar "desplazamientos innecesarios".

De momento, Meteorología ya declaró la alerta naranja por viento en la comunidad a partir de las 15.00 horas de mañana. Pero la situación podría cambiar ya que los meteorológos opinan que la intensidad con la que llegará este fenómeno a Galicia dependerá de su trayectoria y del punto en el que se produzca ese "desarrollo explosivo" . Si pasa por el noroeste, a través de la costa, los vientos serán fuertes y generalizados en toda la comunidad. Pero si atraviesa por tierra Galicia su estructura cambiaría, perdiendo intensidad.

Pese a las similitudes entre el fenómeno que se aproxima desde las Azores y el Klaus, que el año pasado dejó más de 500.000 hogares sin luz y derribó cientos de árboles, los meteorólogos piden prudencia. Ambas serán borrascas de formación rápida e intensa pero desde MeteoGalicia insisten en que, de momento, "es lo único en lo que se parecen". De hecho, explican que si el 24 de enero de 2009 el desarrollo del ciclón se produjo "muy cerca de Galicia", en este caso la previsión que manejan es que el fenómeno se desarrollará en pleno océano Atlántico.