Con una atmósfera inestable y vientos cálidos y húmedos se dan las mejores condiciones para que se produzca un tornado. El descenso de las presiones provocó el lunes en la costa de Baiona la aparición de una virga, un fenómeno meteorológico similar al tornado –pero que a diferencia de éste no llega a tocar la superficie–, lo que ha puesto en alerta a una parte de la sociedad que se ha visto sorprendida por este evento climático.

Aunque el tiempo que se da en estos momentos en Galicia es el más apropiado para que se produzca este tipo de fenómeno meteorológico, los sistemas montañosos convierten a la comunidad gallega en una de las zonas de la Península Ibérica donde es menos frecuente la aparición de los tornados. "Principalmente se dan en verano en zonas llanas como Castilla y León", explica Pablo González, experto de MeteoGalicia. "Aunque una manga marina (así se denomina al tornado que se produce en el mar) pueda entrar en tierra, este fenómeno no irá más allá por la orografía del terreno", añade.

Según informa MeteoGalicia, los últimos tornados registrados en la región se produjeron el 7 de enero en la costa norte y el 29 de diciembre en Santiago. La mayor dificultad de los tornados radica en la difícil predicción de este evento atmosférico. "Aunque se puedan dar unas condiciones climáticas que favorezcan su aparición, meteorológicamente son imposibles de predecir hasta que no se ha producido", afirma Pablo González.

Por otro lado, las consecuencias de un tornado son más visibles en tierra que en mar. "Cuando entra en contacto con la superficie terrestre puede arrancar árboles, casas u otros materiales", reconoce González.

En cuanto a la duración del mismo, el meteorólogo Santiago Pemán explica que un tornado se deshace después de aproximadamente cinco minutos y las consecuencias son imprevisibles. "La velocidad no se conoce, pero no es mucha porque sino se expandiría mucho", asegura. "Lo que se ha visto en la costa de Baiona se conoce con el nombre de cumulonimbo o virga porque no llega a tocar la superficie", añade.

Fiel a sus predicciones, Pemán augura un buen verano, con alguna ola de calor, "aunque la primavera no lo será tanto". "Y no hay que olvidar que cuando los inviernos traen mucha nieve, los veranos tienen más núcleos de avispas", concluye.