¿Venganza de las fuerzas antidroga contra el último de los grandes contrabandistas, como aseguran en su entorno, o el pasado le pasa factura? Marcial Dorado Baúlde vive, a sus 59 años de edad, sus momentos más amargos. Los diez años de prisión impuestos recientemente por la Audiencia Nacional por los 6.500 kilos de cocaína del South Sea, el mayor alijo del siglo en Europa, es su primera condena por narcotráfico y será recurrida ante el Tribunal Supremo "por injusta", asevera su defensa. Pero también tiene pendiente una causa por blanqueo de capitales en la que están imputados sus familiares directos y algunos de sus socios: se juega un patrimonio de unos veinte millones de euros, sólo en España, y de otros sesenta millones en Suiza y en paraísos fiscales a través de un entramado de una veintena de sociedades.

Sobre el caso de blanqueo, el juez Grande Marlaska, instructor de unas diligencias que permanecieron secretas durante cinco años, sostiene que Dorado lideraba "una organización criminal" que se dedicó "de forma habitual primero al contrabando de tabaco y más tarde al tráfico de drogas, principalmente de cocaína", y que "ha generado un importante patrimonio económico con origen en dicha actividad".

Si la lanzadera Nautillus, construida en uno de sus astilleros para alijar la droga del South Sea, propició su condena por narcotráfico al considerarlo pieza clave de la estructura y logística de la red, un ´pendrive´ y varios archivos intervenidos en la casa del ex guardia civil José Manuel Sánchez Zabala y su esposa –que llevaban asuntos contables del arousano– pueden convertirse en su peor pesadilla.

El ex agente –que testificó en el juicio en el que se condenó por cohecho a Dorado por intentar sobornar a varios guardias civiles para introducir tabaco, por lo que cumple condena– habría guardado durante años material para "protegerse" de Marcial Dorado si surgían desavenencias. Un material que cayó en manos del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) en un registro y que ahora tiene el juez. Si los datos son ciertos, no sólo se tambalea la fortuna del arousano, sino que podría ser acusado por otro delito de narcotráfico en un contenedor: Marlaska ya ha pedido la causa que Garzón archivó hace años sobre este alijo asturiano para tratar de reactivarlo.

Entre los 24 imputados por blanqueo y cohecho figura el teniente coronel de la Guardia Civil Juan Miguel Castañeda, curiosamente uno de los artífices del Informe Navajas, en el que el entonces fiscal de San Sebastián, Luis Navajas, se entrevistó con contrabandistas de tabaco y narcotraficantes vascos socios de clanes gallegos para conocer la vinculación de guardias civiles de Intxaurrondo con estos grupos en la etapa del general Galindo en los 90, y que llevó a detectar contactos entre las redes gallegas y ETA.

La "baraka" del ex contrabandista, que reconoció en su día haberse dedicado al "rubio de batea" cuando era simple infracción administrativa, parece que se ha acabado. Lleva casi 30 años bajo sospecha y hasta ahora había eludido las condenas. En febrero concluirá la pena de 3 años de prisión que le impusieron por cohecho, pero parece poco probable que salga, pues reenganchará con los 10 años de narcotráfico. El cambadés Roberto Leiro, que en la instrucción aseguró al juez que le había comprado la Nautillus sin decirle que era para llevar droga, no lo ratificó en el juicio pues se había fugado.

Tabaco

Hubo un tiempo en el que grandes mercantes cargados de tabaco en Holanda fondeaban en aguas internacionales frente a Galicia durante meses hasta que las planeadoras los descargaban. Marcial Dorado era uno de los jefes de las tres grandes organizaciones gallegas y fue procesado en el sumario 11/84 con otros destacados contrabandistas, como Sito Miñanco. Un centenar de gallegos permanecieron durante más de una década a la espera de un juicio que finalmente no se celebró. El fiscal solicitaba multas de un billón y medio de pesetas y 600 años de cárcel para los contrabandistas. El tiempo transcurrido y la entrada en la Unión Europea con la libre circulación de mercancías los salvaron a todos. Algunos expertos aventuraban entonces que Marcial Dorado podría convertirse en el primer gran distribuidor de algunas empresas tabaqueras en la Península de forma legal.

Infancia

La infancia de Dorado transcurrió con la dureza de los niños de las historias de Dickens, su juventud como una novela de aventuras y su madurez llenaría los mejores libros de economía y finanzas. Hijo de una sirvienta que trabajaba en casa del fallecido "patriarca" tabaquero Vicente Otero, empezó a trabajar como criado a los siete años. A los 25 se convirtió en arriesgado piloto de planeadoras. En los 70 el contrabando de tabaco no era delito, y él creció tanto en el negocio que se le consideró uno de los más importantes fletadores de grandes mercantes del chollo do fume.

Creó un gran emporio empresarial: bodegas, inmobiliarias, gasolineras... y hasta le tocó la lotería en 1998. Hace años aseguró en la revista "Tiempo" que había sido contrabandista de tabaco y se había retirado. Por el camino, la Audiencia Nacional envió una comisión a Amberes para intentar incriminarle con el tabaco de la Wendy (1977); el Servicio de Vigilancia Aduanera pidió el embargo de sus bienes (1999) con ocasión de la Operación Madriguera y las policías de Berna y Roma le siguieron los pasos en la Peseta Connection.

Con fama de "intocable" entre sus compañeros de "negocio" dada la red de relaciones e influencias tejidas a todos los niveles por Marcial Dorado, la ardua investigación del SVA y la valentía del entonces juez de Vilagarcía de Arousa, José Antonio Vázquez Taín, lograron algo que parecía impensable: procesarle en la Audiencia Nacional por narcotráfico y blanqueo de capitales. En el primer caso ha sido condenado. El segundo continúa abierto.