El informe preliminar de la autopsia practicada a los dos hombres descuartizados en Aranga y cuyos cuerpos fueron recuperados la madrugada del viernes en una fosa séptica de Fonteculler ha permitido saber que las víctimas fueron acuchilladas, además de tiroteadas.

Este nuevo dato provocó ayer que la magistrada del Juzgado de Instrucción número 7 citase de nuevo a los dos jóvenes que la madrugada del domingo dejó en libertad. Uno de ellos estaba en la casa de Aranga donde supuestamente José Ramón Blanco Vila acabó con la vida de Ramón Luces y Javier Toledo. Según contó en el juzgado, él solo escuchó los tiros, aunque no llegó a ver los cadáveres, pues salió de la vivienda por una ventana. Esta extraña forma de llegar al exterior fue, precisamente, para no ver los cuerpos, que en ese momento yacían en el salón y en la cocina.

El joven, que admitió dedicarse a la venta de cannabis en su declaración en el juzgado, quedó en libertad, a pesar de las imputaciones de encubrimiento y tráfico de drogas, pues la magistrada entendió que no existía riesgo de fuga, pero la noticia de que los cadáveres también habían sido apuñalados hizo que cambiase de opinión. Junto a su compañero de piso, que también fue apresado y puesto en libertad, ingresó en Teixeiro, después de que la titular del Juzgado de Instrucción número 7 decretase a primera hora de la mañana su entrada en prisión.

Está previsto que todos los imputados por el homicidio, tanto el presunto autor de los hechos, como sus posibles cómplices y los encubridores, pasen hoy o mañana a disposición del juzgado de Muros que investigaba la desaparición.

Los pinchazos telefónicos a los que fueron sometidos los sospechosos permitieron a la policía escuchar la autoinculpación en el doble crimen de Blanco Vila, para quien trabajaba el testigo de 18 años que se encontraba en su casa en el momento de los disparos. También se conoció que antes de ser detenido entregó una cantidad de droga a este joven mayor de lo habitual.

En vez de un kilo de cannabis para su posterior venta, como solía hacer, le hizo llegar siete. Los policías sospecharon que con el aumento de la cantidad de hachís, lo que permitió al ahora encarcelada aumentar sus beneficios, Blanco Vila pretendería comprar su silencio, pero el joven negó esta teoría en su declaración judicial.

El otro joven detenido y que ayer ingresó en la cárcel de Teixeiro era su compañero de piso, quien confirmó que la noche de las muertes, el sospechoso llegó a casa muy nervioso. Tras escuchar los disparos, el testigo se puso muy nervioso y le dijo al presunto autor material de los hechos que se quería marchar de la casa. Blanco Vila decidió entonces ponerse al volante de su coche y llevar al joven a su casa. Hizo este viaje en compañía de su mujer, que estaba embarazada, y de su hijo de cuatro años, que supuestamente se encontraban en la vivienda cuando él disparó a Ramón Luces y Javier Toledo, ambos desaparecidos en Muros. Blanco Vila ingresó el lunes en el módulo 12 de la cárcel de Teixeiro y tras pasar el domingo en la enfermería está en una zona destinada a presos peligrosos.