El teléfono móvil de José Toledo Ferrer, uno de los dos hombres que hallaron descuartizados en una arqueta en una casa de Fonteculler llevó a la Guardia Civil a localizar a su asesino. Algunas de las personas implicadas en el crimen, según pudo saber este diario, usaron el móvil de Toledo después de que éste hubiese desaparecido junto a Manuel Ramón Luces de su casa de Muros. Las llamadas realizadas desde la terminal fueron rastreadas por los agentes y les permitiron localizar a la persona que le suministraba droga a José Ramón Blanco Vila, el presunto autor material del crimen.

La Guardia Civil cree que a su vez Blanco le vendía estupefacientes a la víctima. Una deuda de menos de 800 euros que tenía Toledo con el asesino, según fuentes cercanas a la investigación, provocaron el crimen. Toledo fue asesinado en noviembre junto a su amigo Manuel Ramón Luces, que nada tenía que ver con los negocios entre el sospechoso del homicidio y su compañero.

Una vez que los agentes localizaron a las personas del entorno del desaparecido relacionadas con el tráfico de drogas, obtuvieron permiso para intervenirles los teléfonos. Así, comprobaron que la banda también estaba implicada en asaltos a viviendas y establecimientos de A Coruña y la comarca. La Unidad de la Policía Judicial de Homicidios de A Coruña, en coordinación con la Policía Judicial de Noia, lograron detener el jueves a los nueve implicados y localizar los cadáveres descuartizados de los dos desaparecidos en Muros.

Los arrestados fueron interrogados ayer desde las siete de la tarde hasta pasadas las dos de la madrugada por la magistrada del Juzgado de Instrucción número 7 de A Coruña, que está en funciones de guardia. La juez preguntó a los detenidos sobre los robos en las viviendas, el tráfico de drogas y los asesinatos para determinar qué papel jugaba cada uno en la banda. Al cierre de esta edición habían sido interrogados siete de los detenidos. La juez decretó la prisión provisional de todos ellos, que fueron trasladados al centro penitenciario de Teixeiro.

La complejidad de la causa provocó que algunos de los abogados desconociesen qué delitos se le imputaban a sus clientes. Todos los detenidos fueron preguntados por el asesinato de las dos personas que la guardia civil descubrió en la fosa séptica de una vivienda de Fonteculler. Los agentes sospechan que la mujer de Blanco Vila y un amigo colaboraron en el descuartizamiento de los cuerpos. El testigo de los hechos no se trataría de A.F.B., como se creía en principio.

El presunto autor material del crimen disparó a bocajarro a las víctimas en la casa de Aranga en la que vivía con su mujer y dos hijos. Blanco Vila asistió ayer por la mañana al registro que efectuaron efectivos de la Policía Judicial y Científica de la Guardia Civil.