La tragedia se volvió a cebar ayer con la gente del mar. Un arrastrero de bandera portuguesa, el Rosamar, que pertenece a la familia de armadores Labayen de Xove (Lugo), se fue a pique frente a la costa lucense. De los 13 tripulantes, todos lusos e indonesios, sólo sobrevivieron 5. Tres cadáveres quedaron enredados entre los aparejos del barco y los cinco marineros restantes están desaparecidos.

El naufragio tuvo lugar alrededor de las nueve menos cuarto de la mañana a unas 24 millas al noroeste del puerto de San Cibrao. El arrastrero había salido cuatro horas antes del puerto de Burela, pese a la alerta naranja de temporal con olas de 7 metros, y había largado el aparejo de pesca apenas 10 minutos antes de zozobrara. Pero el patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Burela, Basilio Otero, considera que "no hay que echarle la culpa al mal estado del mar".

El pesquero tenía base en el puerto portugués de Leixoes pero solía faenar frente a las costas de Burela en la captura de especies como merluza y chicharro. Descargaba su pescado en el puerto de la localidad lucense aunque no utilizaba la lonja y transportaba la mercancía directamente a Portugal .

La radiobaliza del buque se activó a las 08. 45 pero, según algunas fuentes, esta alerta se entendió en Salvamento Marítimo como una falsa alarma dando por seguro que el Rosamar se encontraba en el puerto lucense. Sin embargo Salvamento Marítimo aclaró que el dispositivo de rescate se activó "en cuanto saltó la radiobaliza" . De forma paralela se procedió a la captación de información y se contactó con un tripulante habitual del pesquero, quien informó que el barco estaba en puerto. Poco después comunicó que el pesquero había salido a faenar y les puso en contacto con los armadores.

Precisamente, el propietario del arrastrero, Jesús Labayen, atribuyó la confusión inicial de los coordinadores del salvamento a que otro buque de la misma empresa y con nombre similar, el Seiramar, permanecía amarrado en el puerto de Burela.

A la zona del naufragio se desplazaron los helicópteros Pesca II y el Helimer Cantábrico con base en Asturias; el avión Rosalía de Castro desde Santiago de Compostela; dos remolcadores, el María de Maeztu y el Irmáns García Nodal, y dos embarcaciones rápidas de salvamento, Salvamar Alioth y Shaula.

La tripulación del Pesca II rescató, en torno a una hora y media después del naufragio, a los cinco supervivientes, que se encontraban en una balsa a la deriva. Entre los aparejos del barco se recuperaron tres cadáveres y se busca ahora a los otros cinco marineros que han desaparecido.

Los cinco supervivientes fueron evacuados en helicóptero al aeropuerto coruñés de Alvedro, desde donde dos ambulancias del 061 los llevaron al complejo hospitalario universitario de A Coruña. Las identidades de los marineros que salvaron su vida son Adriana Almeida, de 38 años de edad y vecino de Gala (Filgueira da Foz); L.O., de 42; Sergio Silva , de 29 y Augusto Jesús, vecinos de Matosinhos, C.D., de 30 años. Fuentes del hospital coruñés explicaron que los marineros presentaban "erosiones, magulladuras, pequeños golpes y una hipotermia leve", por lo que cuatro de ellos fueron dados de al ta por la tarde, tras lo que regresaron a Burela, donde permanecerán en los próximos días. Mientras, el quinto superviviente estará un día en observación.

Parte del operativo de rastreo (aviones, helicópteros y lanchas rápidas) de los cinco tripulantes desaparecidos se interrumpió a última hora de la tarde tras haber anochecido y aumentar las dificultades en las labores de búsqueda por la falta de luz y las peores condiciones del mar. La búsqueda proseguía a cargo de los remolcadores Irmáns García Nodal y María de Maetzu, que continuaron con el rastreo durante toda la noche. Está previsto que el resto de medios se reincorporen esta mañana.