Casi 40 horas después de la violenta explosión, al parecer provocada por un escape de gas, un total de 22 heridos -entre ellos siete menores-, siguen ingresados en hospitales catalanes por las quemaduras sufridas.

De ellos, 14 se encuentran en estado crítico en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, donde a primera hora de la mañana ha fallecido A.F.F., de 60 años, que ayer ya ingresó en estado muy crítico, con quemaduras en más del 85% de su cuerpo.

El responsable de la Unidad de Grandes Quemados del Hospital Vall d'Hebron, Joan Pere Barret, ha explicado que trece de los catorce pacientes que están críticos sufren quemaduras en más del 80% del cuerpo, un porcentaje que provoca según las estadísticas médicas una tasa de mortalidad del 50% de los casos.

Especialmente grave es el caso de un niño que sufre quemaduras en el 92% de su cuerpo, mientras que hay otros cuatro menores en estado crítico con quemaduras de entre un 40 y un 60% del cuerpo y otros dos en estado grave.

Además del menor con el 92% del cuerpo con quemaduras, hay otros doce adultos que presentan más del 80% del cuerpo afectado, por lo que se teme por su vida.

En el Hospital de Vall d'Hebron hay otros dos ingresados, con pronóstico grave.

Los otros seis pacientes -todos adultos- están hospitalizados en el Hospital de Bellvitge, tres de ellos en la UCI, con pronóstico grave y quemaduras de entre el 25 y el 50% del cuerpo, y otros tres están también graves pero ya en unidades convencionales.

Según Barret, la primera semana, sobre todo los primeros cuatro días, son especialmente críticos a la hora de poder lograr la supervivencia de los pacientes de las unidades de grandes quemados ya que afrontan el riesgo de sufrir complicaciones renales, ventilatorias, hepáticas y un fallo multiorgánico.

Si se supera la primera semana, los pacientes afrontan un largo proceso de recuperación, que de media dura un día por cada grado de afectación del cuerpo, de forma que en los afectados por la explosión de Gavà se puede prolongar durante unos tres meses.

En esta segunda fase también se corre el riesgo de un desenlace fatal debido al riesgo de otro tipo de colapsos orgánicos, como el digestivo y el respiratorio.

La consellera de Salud, Marina Geli, ha destacado que los equipos sanitarios están haciendo un esfuerzo "extraordinario" para tratar de salvar la vida a los heridos, si bien ha admitido que es posible que en las próximas horas pueda aumentar el número de fallecidos.

Por su parte, el conseller de Medio Ambiente y Vivienda, Francesc Baltasar, y el alcalde de Gavà, Joaquim Balsera, han acordado conceder una ayuda inmediata de 1.000 euros para cada una de las familias afectadas por la explosión, así como 300 euros mensuales durante los primeros tres meses.

Además, el gobierno catalán ha ofrecido a las familias del bloque afectado, que se tendrá que derribar, once viviendas en el mismo municipio, a las que podrán acceder hoy mismo.

Paralelamente, los Mossos d'Esquadra siguen investigando las causas de la explosión de gas, si bien cada vez cobra más fuerza la hipótesis que apunta a la posibilidad de que una fuga de agua frente al edificio afectado, ocurrida minutos antes de la explosión, pudiera haber dañado la tubería de gas y causar la fuga.

Precisamente, el alcalde de Gavá, Joaquim Balsera, se ha comprometido hoy a verificar todas las llamadas recibidas en el consistorio por parte de los vecinos de la zona de Ca n' Espinós, después que varios vecinos han asegurado que unas horas antes de la explosión habían alertado de un fuerte olor a gas y habían detectado fugas de agua.