El fundador del club de atletismo Costa da Morte, acusado de abusos sexuales a sus alumnas, reconoció ayer en el Juzgado de lo Penal número 5 de A Coruña haber enviado mensajes de texto con imágenes pornográficas, aunque alegó que nunca lo hizo con "intención libidinosa", sino que sólo pretendía "fastidiar y tocas las narices". Tras escuchar a las víctimas, el fiscal rebajó la pena que había solicitado en un principio, al entender que no se había probado la existencia de uno de los delitos de provocación sexual que le imputaba y otro de abuso. De este modo, la condena propuesta por la Fiscalía pasó de los doce años y dos meses de prisión a los ocho años y dos meses.

Gonzalo F. I., de 60 años, comenzó su declaración asegurando que él nunca había tocado a las niñas del club de Fisterra con ánimo libidinoso, aunque reconoció que algunos mensajes que investigó la policía sí los había enviado él. En el escrito fiscal se indica que algunas menores recibieron en sus móviles mensajes en los que se les ofrecía mantener relaciones sexuales y fotografías de penes en erección. Las explicaciones del acusado sobre los SMS fueron variadas. De algunos dijo que los reenvió porque ponían "pásalo", en otro caso alegó que le hizo llegar a una de las perjudicadas una imagen de un pene para incomodarla porque se había marchado de malas formas del club y sobre otros mensajes dijo que se equivocó de destinatario.

En su defensa, el ex entrenador sostuvo que todos los niños del club tenían acceso a los ordenadores que él había instalado en el sótano de su casa y que solía dejar a los alumnos que hiciesen llamadas desde su teléfono móvil, por lo que, según afirmó, cualquiera podría haber mandado los mensajes.

Las declaraciones de las víctimas que siguen siendo menores fueron a puerta cerrada, no así las de las ya mayores de 18 años. Una contó que el acusado le decía que le gustaba el sexo oral, además de hablarle sobre su pene. También confirmó que siempre dormía desnudo cuando se desplazaba con sus alumnas a otras ciudades para competiciones de atletismo. La testigo explicó que, en una ocasión, el acusado le insinuó que estaba excitado y le pidió que se acostase con ella. El entrenador llegó a Galicia en 1996 después de otro juicio que ganó en Asturias por una denuncia de otra alumna.