El acusado de matar dos mujeres policías en L'Hospitalet (Barcelona), Pedro Jiménez, atribuyó ayer el doble crimen a un supuesto narcotraficante que se encontró en el inmueble de las agentes cuando él se marchaba, una versión que quedó en entredicho tras la declaración de los testigos.

En la primera sesión del juicio celebrado en la Audiencia de Barcelona, el tribunal ha podido escuchar la versión del procesado con la que pretende convencer al tribunal de que no fue él quien entró en el piso de las jóvenes agentes, las ató de manos y pies, abusó sexualmente de ellas y las mató a puñaladas, para después quemar el piso.

El doble crimen ocurrió la mañana del 5 de octubre de 2004. La fiscal acusa a Jiménez de dos delitos de asesinato, agresión sexual, profanación de cadáver, incendio, robo con violencia, robo con fuerza y allanamiento de morada, para lo que solicita una pena de casi 103 años de prisión.

Jiménez, un interno de Can Brians, condenado en 8 ocasiones por delitos sexuales y robo y que gozaba de un permiso penitenciario el día de los hechos, declaró ayer que fue al piso de las policías pasadas las seis de la mañana a recoger un sobre con sustancias estupefacientes, por encargo de un hombre llamado Mustafá D.

El acusado ha manifestado que, tras recoger el encargo, mantuvo allí relaciones sexuales "consentidas" con Aurora R.G. y al salir del domicilio se encontró en la escalera con un tal Álex, un hombre no identificado, a quién ha definido como un narcotraficante que trabajaba con Mustafá D.. Éste último declaró que Alex no existe y que todo es invención del acusado. Explicó, además, que cuando se vio con el acusado horas después del crimen, éste iba ataviado "con ropa de mujer" y tenía "manchas de sangre"

En la vista se han vivido momentos de tensión tras la declaración de la hermana de una de las víctimas, que ha exigido al acusado que le mirara a la cara.