El hombre acusado de violar a su mujer en Oia, J.J.P.R., de 37 años de edad, que fue detenido por la Guardia Civil el pasado viernes en la estación de autobuses de Vigo, ingresó ayer en prisión por orden de la juez del Juzgado de Instrucción Número 1 de Tui quien le imputa los cargos de agresión sexual y lesiones. El abogado defensor anunció que se presentará recurso contra el auto judicial. El detenido, natural de Baiona, prestó declaración en el juzgado durante una hora, al igual que su mujer y supuesta víctima, de 44 años. Los dos fueron interrogados sobre los hechos ocurridos en la noche del pasado jueves.

Ambos tienen su residencia habitual en Madrid y estaban viviendo desde hace semanas en la residencia de unos familiares del hombre, situada en la parroquia de Pedornes, del municipio de Oia. Sobre las 22.00 horas del jueves la pareja llegó a la vivienda y una vez en ella, según explicaron fuentes cercanas a la investigación, se originó una discusión, cuyos motivos se desconocen, pero que, al parecer, llevó al detenido a coger un cuchillo con el que supuestamente amenazó a un sobrino. Éste, ante el suceso, optó por echar al hombre de la vivienda y procedió a advertir a la Guardia Civil de lo que acababa de acontecer.

Una vez fuera de la vivienda, J.J.P.R. llevó a su pareja hasta un descampado situado en un monte cercano a la casa. Según las mismas fuentes, fue en ese lugar donde al parecer la agredió sexualmente y le causó lesiones. En el mismo momento en que se producían los hechos, llegaron hasta ellos los agentes que habían acudido a la llamada de auxilio del sobrino supuestamente amenazado. El presunto agresor, al percatarse de la presencia de los guardias civiles, se dio a la fuga. De inmediato los agentes pusieron en marcha un dispositivo para tratar de localizarlo, mientras se trasladaba a la víctima al Hospital Xeral de Vigo, donde se le apreciaron varios hematomas, recibiendo el alta poco tiempo después.

El dispositivo policial dio sus frutos a las 13.00 horas del pasado viernes. Fue determinante en su desarrollo una llamada telefónica que advirtió de la presencia del hombre que se buscaba en la estación de autobuses de Vigo, lo que probablemente evitó que culminase una fuga a la que se puso fin después de quince horas.