La Sección Quinta de la Audiencia de Pontevedra con sede en Vigo ha absuelto al vigués acusado de violar a una menor de 16 años, quien aseguró que la había trasladado a la fuerza desde un pub de la zona de copas de Lugo, donde ella residía, a una zona boscosa próxima a Vigo en la madrugada del 15 de febrero de 2006.

El fiscal y el abogado de la menor solicitaban una pena de 14 años de cárcel, mientras que la defensa pidió su absolución al sostener que no se había probado la agresión, como reconoce ahora el fallo del tribunal. El acusado, por su parte, se había acogido a su derecho a no declarar porque "su señoría va a pensar lo mismo, diga lo que yo diga. Así que hagan lo que tengan que hacer y adelante".

La sentencia absolutoria se apoya en las contradicciones del testimonio de la víctima durante el juicio oral, única prueba contra el acusado, que no ha permitido destruir el principio de presunción de inocencia del hombre acusado.

Si bien las pruebas de ADN practicadas demostraban que había restos de semen de José Pérez Dopeso, de 51 años, en la vagina y en la ropa interior de la adolescente, esta simple presencia no prueba que se tratara de una agresión sexual. La propia joven admitió en la vista que el acusado y la gente del bar donde lo conoció no sabían que era menor, pues se lo ocultó y siempre dijo que tenía más edad de la que realmente tenía.

Otras cuestiones tenidas en cuenta por la sala, radican en los informes de los forenses y médicos que prestaron declaración como peritos judiciales. Ninguno de ellos detectó golpes en el cuerpo de la joven, ni ella lo manifestó el día que denunció la agresión sexual. De hecho, uno de los forense expuso que el relato de la menor sobre los hechos ocurridos presentaba ciertas discordancias, ya que aunque aseguró que era virgen hasta aquella noche, no había huellas del sangrado que aseguró haber tenido y, en cambio, presentaba un desgarro antiguo de himen.

El testimonio de la amiga que la llevó al hospital después de decirle qué había sido violada demostró que la adolescente estaba tranquila para lo que aseguraba que le había pasado, pues hasta se paró a tomar una hamburguesa camino del centro sanitario.