La hora de comer se interrumpió ayer en Barxela, en la parroquia ponteareana de Ribadetea, por la tragedia. El barrio se mostraba consternado al conocer el fallecimiento de dos de sus vecinos. Sin querer creer la noticia que conocían a través del boca a boca, muchos de ellos no dudaron en acercarse a las orillas del Tea, en A Croa, para confirmar los rumores que habían escuchado.

Las primeras conjeturas vecinales no tardaron en llegar, en grupo compartían sus propias impresiones sobre los motivos que podrían haber causado lo ocurrido.

A unos seis metros de la orilla, la Guardia Civil mantenía acordonada la zona para garantizar el transcurso de las investigaciones y el trabajo de las fuerzas de seguridad.

En las proximidades del río, entre los vecinos se encontraba un hijo y hermano de los fallecidos, quien manteniéndose de pie, observando los pasos del rescate y la investigación, no podía ocultar la tristeza en sus ojos enlagrimados.

Eran más de las cuatro de la tarde cuando llegó la médico forense y procedió a la realización del examen y recogida de signos externos en el lugar de los hechos.

A continuación se procedió al levantamiento de los dos cadáveres que serían trasladados al Hospital Nicolás Peña de Vigo para la realización de las autopsias que aclararán lo sucedido.