El alijo intervenido la madrugada del domingo por el Servicio de Vigilancia Aduanera en el pesquero venezolano San Miguel, a mil millas al noroeste de Canarias, supera las previsiones iniciales y se eleva a 4.080 kilos de cocaína con un valor en el mercado negro de 230 millones de euros. La droga se dirigía a Galicia, desde donde iba a ser distribuida a diversos países de la Unión Europea, según informó el subdirector de Operaciones de la Agencia Tributaria, Manuel Montesinos, a la llegada del barco al puerto vigués de la antigua Escuela de Transmisiones Eléctricas de la Armada (ETEA), prevista en un principio a las 12.00 horas pero que se demoró hasta las 13.45 horas debido a una vía de agua en el buque venezolano.

Los quince detenidos, entre ellos dos arousanos cuya misión sería controlar la entrega de la droga a otro barco que la acercaría a Galicia, no se resistieron al abordaje del patrullero Petrel-I. Los dos gallegos, Fernández Tubío, de Boiro, y Francisco Cañón, de A Illa, así como el italiano Marco F., tenían antecedentes policiales y ya habían sido investigados por narcotráfico, según informó Montesinos. Ambos, según ha trascendido, serían los encargados de controlar la entrega de la droga al otro barco.

Este encuentro no llegó a tener lugar, lo que obligó al pesquero venezolano a seguir ruta hacia el norte y pasar más días de los previstos en el mar. Ahora se investiga lo ocurrido y no se descarta que el barco encargado de recoger el alijo se haya hundido.

El subdirector general de Operaciones de la Agencia Tributaria explicó que la cocaína, procedente de Colombia, fue cargada en las costas venezolanas. La operación Antilla se abrió hace dos meses y contó con la colaboración de un avión del Ejército del Aire que facilitó "la localización" del objetivo, según Montesinos.

En la dársena de la ETEA estuvieron presentes 15 abogados de oficio para representar a los detenidos; las autoridades judiciales competentes para supervisar tanto la descarga de la droga como la llegada de los arrestados y el cónsul de Venezuela, país que autorizó el abordaje y ha abierto una investigación sobre el grupo de narcos.

La tripulación está formada por 12 venezolanos, dos arousanos y un italiano afincado en Alicante. El capitán venezolano del pesquero, José Jesús Isasis González, y el italiano Marco F., afincado en Alicante, fueron los únicos que contaron con abogados designados por sus respectivas familias. Todos pasaron ayer a disposición del Juzgado de Instrucción número 7 de Vigo, cuyo titular Ventura Pérez Mariño se inhibió hace ocho días -ya antes del abordaje-, en favor de la Audiencia Nacional, si bien no obtuvo respuesta. Previsiblemente los detenidos ingresarían en prisión dada la cantidad de droga.

Con una vía de agua y los víveres agotados

El barco nodriza es un pequeño pesquero de madera de apenas 16 metros de eslora adaptado para la costa venezolana y no para mares de altura. Los 15 tripulantes del San Miguel no pensaban cruzar el Atlántico y transportaban su cargamento millonario hacia otro barco que nunca llegó. Sin el relevo, se vieron obligados a prolongar su travesía y navegar más al norte de lo previsto, momento en que fueron apresados. Un avión del Ejército del Aire localizó la lancha en medio del océano y ante el abordaje del Petrel los marineros no opusieron resistencia. A esas alturas se habían quedado sin víveres a bordo y una vía de agua obligaba a achicar la que entraba poco a poco. Rodeados de 144 fardos de cocaína, que no había donde esconder dado el pequeño tamaño del barco, la última comida que habían hecho fue una tortuga que pescaron ellos mismos. Además, estaban cansados de varios días de navegación en los que ante la falta de espacio para dormir, tenían que hacerlo por turnos.