Tras conocerse el espeluznante caso de Josef Fritzl y el encierro durante 24 años de su hija y tres de sus seis hijos-nietos, poco a poco comienza a saberse más información sobre el pasado del 'monstruo de Amstetten'. Al parecer, su problema mental se remonta a los años sesenta, cuando fue condenado por abusos sexuales, cumpliendo pena de cárcel por ello, según informan los periódicos austriacos.

Además, Fritzl viajó a Tailandia en 1997, tal y como demuestran las fotos de unas vacaciones allí, algo que destapó las sospechas de que practicara turismo sexual y de que contase con apoyo en casa para mantener a su hija enclaustrada. Por el momento, y después de que hoy compareciera ante el juez, Fritzl ingresó en prisión preventiva, donde se encuentra controlado por los agentes por si acaso intenta suicidarse.

Después de haber sido detenido el pasado domingo y permanecido bajo custodia de las autoridades, Fritzl compareció hoy ante un juez en St Pölten, la capital provincial de Baja Austria, tras lo que se ordenó mantenerle detenido hasta que finalicen las investigaciones en una celda bajo control de los agentes para observarle en caso de que intente suicidarse.

Tras su comparecencia, en la que apareció calmado y sin pronunciar una palabra siguiendo las recomendaciones de su abogado, según una información de la BBC recogida por otr/press, 'el monstruo de Amstetten' fue trasladado nuevamente a prisión hasta que finalice la investigación.

Pero al margen de ella, las informaciones que proliferan sobre su persona pasan porque el austriaco sufre un trastorno de la personalidad y un complejo de superioridad, trastornos mentales que ya presentaba hace años. Según apuntaron los medios austriacos, Fritzl ya había cumplido una pena de cárcel a finales de los sesenta por abusos sexuales, algo confirmado por una portavoz de la empresa en la que trabajó en los setenta como ingeniero y que confesó que "era de sobra conocido que había estado un tiempo en prisión por un delito de abuso sexual", según declaraciones a The Times recogidas por otr/press. Además, según la misma información, Fritzl también podría haber provocado un incendio en una ocasión.

A pesar de que el día que se conoció la noticia los vecinos se mostraron enormemente sorprendidos por lo ocurrido, hoy confesaron tener constancia de que Fritzl realizó en más de una ocasión viajes a Tailandia, por lo que sospechaban que practicaba turismo sexual. Al menos uno de los viajes realizados por el austriaco, en 1997, se demostró con la publicación de unas fotos en bañador durante sus vacaciones, lo que además de la cuestión del turismo sexual abre la puerta al posible conocimiento por parte de algún miembro de la familia de que tanto Elisabeth como sus hijos estuvieran encerrados en el sótano. Sin embargo, la Policía no sostiene esta opción puesto que la propia Elisabeth ha negado la implicación de su madre. Elisabeth declaró además que su padre la engañó para que entrara en el zulo, donde la encerró durante 24 años.

Por el momento, las investigaciones tendrán lugar durante las próximas dos semanas puesto que según el jefe de la unidad de investigación criminal de la Policía de la Baja Austria, Franz Polzer, el zulo aún es un "caos" y tienen que examinar los detalles "muy cuidadosamente". Además, explicó que "hay un millón de preguntas sin responder" como "¿cómo consiguió vivir con lo que había hecho? o ¿cómo engañó a todos?". Aún así, y puesto que el detenido ha confesado haber encerrado a su hija durante 24 años, haberla violado en numerosas ocasiones fruto de lo cual tuvo siete hijos e, incluso, haber incinerado a uno de sus hijos-nietos, se baraja que tenga que hacer frente a los delitos de homicidio, rapto, secuestro, coacción y por daños físicos graves.

Enferma por falta de oxígeno

Por otra parte, los resultados de los análisis de ADN de los seis hijos de Elisabeth han confirmado que Fritzl es el padre de todos ellos, tres de los cuales crió junto a su mujer al ser los que más lloraban y más ruido hacían, mientras que otros tres permanecieron encerrados junto a su madre. Como consecuencia, no han visto nunca la luz solar, por lo que, según explicó uno de los policías que trasladó en coche a los pequeños explicó a The Times que uno de ellos se encontraba tremendamente emocionado por viajar en uno de los coches que había visto en la televisión.

Precisamente, fue gracias a la televisión que tenían dentro del zulo por lo que Fritzl los acabó poniendo en libertad, puesto que cuando acudió al hospital con la joven de 19 años que se encontraba gravemente enferma, los médicos hicieron un llamamiento a través de los medios para encontrar a la madre, que supuestamente estaba inmersa en una secta religiosa. Al verlo, Elisabeth persuadió a su padre a liberarlos para salvar la vida de su hija.

Sin embargo, esto aún es una cuestión complicada puesto que la joven se encuentra en un estado de coma artificial bajo el que continuará los próximos días. "Nuestra paciente se encuentra en un estado que amenaza su vida como resultado de falta de oxígeno causada en algún momento entre el miércoles y el viernes, cuando ingresó", explicó uno de sus médicos. "Además de los 20 años bajo tierra, sin luz del sol, bajo estrés psicológico, hay otros factores como la infección".