Unisa Mansaray consiguió traer a sus hijas a España en mayo de 2002, después de dos meses de una fuerte controversia consular que los mantuvo "retenidos" en Senegal, mientras las menores no conseguían su visado, y siete meses después de haber solicitado la reagrupación familiar a la que tenían derecho porque su padre disponía de permiso de residencia y trabajo en nuestro país desde hacía años.

Tan sólo un mes después de que llegasen "a casa", las menores, según sostiene el Ministerio Fiscal, se convirtieron en víctimas.

Su caso saltó a la opinión pública al ser "retenidas" y reenviadas a Senegal una de las niñas y la entonces compañera sentimental del subsahariano desde Lisboa, a donde habían llegado procedentes de Dakar (ciudad en la que se encuentra el consulado español de la zona y en donde tenían que tramitar los "papeles" aún siendo de Sierra Leona). En el siguiente vuelo estaba previsto que llegase Unisa y la segunda pequeña.

Era el 12 de marzo de 2002 y hasta el mes de mayo no pudieron reunirse todos en Marín, en donde iban a vivir.