El presidente de la Fundación San Rosendo, Benigno Moure, declaró hoy ante el tribunal, acusado de varios delitos, entre ellos el de apropiación indebida, que accedió a las cuentas de una anciana después de firmar un documento en el que ella le hacía "dueño y titular de sus cuentas". Moure fue el primero en declarar hoy en el juicio en la Audiencia provincial de Ourense por delito continuado de apropiación indebida, estafa y falsedad en documento público y privado, y le siguió el segundo imputado, el notario Alejo Calatayud tras la denuncia del heredero de una anciana ingresada en un geriátrico de la Fundación en 1999, que los acusó de traspasar a esta institución casi 600.000 euros y unas 60 propiedades. El presidente de la Fundación, que únicamente respondió a preguntas de la fiscal y de su abogado, recalcó que no estaba "autorizado", como indica el documento bancario que firmó, para disponer del dinero de la anciana, sino que era "dueño y titular" de sus cuentas y que la palabra "autorizado" se puso después de que él firmase. Moure dijo que fue el director de la sucursal de Banesto en O Carballiño, José Luis Iglesia Santos, el que le llamó, porque la anciana María Vázquez Covela expresó su deseo de darle el dinero, pero la fiscal explicó que si fuese así no sería lógico que la fundación justificase en el banco el cobro de 30.000 euros de la anciana con recibos de "gastos varios". Según dijo, Iglesia Santos le presentó en el geriátrico "Os Gozos" los documentos bancarios para su firma "y la palabra autorizado que aparece en estos papeles, no estaba cuando yo los firmé, ya que se puso mi nombre como dueño y titular de las cuentas y María Vázquez seguía en ellas para poder sacar algún dinero que necesitase". El sacerdote imputado también se refirió a la venta del piso de la mujer en O Carballiño y otras 58 propiedades rústicas, por 37.000 euros a varios particulares, para explicar que el dinero obtenido se lo dio inmediatamente a la propietaria, "pero ella dijo que era para la fundación" tras firmar los documentos privados de compraventa en 2001. Un año después de la venta privada de las propiedades de la anciana se firmó en el geriátrico "Os Gozos" un documento público, del que dio fe el notario Alejo Calatayud, y ambos -Moure y Calatayud- dijeron no saber que María Vázquez estaba incapacitada legalmente por la fiscalía -a petición de Moure-, por lo que la firma debía ser de un tutor. El notario declaró después y dijo que en el acto del que dio fe por la venta del piso de O Carballiño, la anciana "movía la cabeza para asentir en respuesta a mis preguntas", lo que le convenció de que su estado físico -estaba en silla de ruedas y con Parkinson o demencia senil, según los informes- no afectada a su capacidad mental. El estado físico le impidió firmar, según Calatayud, y lo hicieron por ella dos testigos, que eran trabajadores de la fundación San Rosendo, mientras que el comprador del piso estampó su firma en la oficina del notario. "No es habitual que comprador y vendedor comparezcan por separado y en 40 años de profesión me pasó 4 veces, pero tampoco vi necesario hacer constar estos matices en la escritura". El juicio sigue por la tarde y mañana, con la declaración de una veintena de testigos y peritos