En la cabeza de Celia Sánchez-Ramos (Zaragoza, 1959) bullen sin parar ideas que acaban convertidas en inventos registrados en Estados Unidos, China o Rusia para proteger la vista humana de la luz. "Hay que utilizar filtros", advierte esta licenciada en Farmacia y diplomada en Óptica y Optometría que se convirtió en la primera europea doctora en Ciencias de la Visión. Lo suyo es un no parar y lo mismo crea un protector de luz para smartphones que idea una pantalla para mejorar la visión de los conductores por la noche. Poco hay de ingenio en sus inventos y reconocimientos internacionales, admite en esta entrevista con Epipress, pero sí mucho estudio y perseverancia.
-¿Cómo ha llegado usted a ser una inventora tan destacada?
-La formación es vital pero también lo es la perseverancia, acabar todo lo que se empieza y tener muy claro que nada sale bien a la primera. Además he tenido la habilidad de elegir bien a mis colaboradores.
-¿Cuántas patentes tiene registradas?
-Tenemos 17 familias de patentes, es decir, 17 inventos registrados en diferentes países como China, Corea, Brasil, Estados Unidos, México o Rusia. Hacer patentes es hacer público lo que inventas, todo lo contrario al secreto industrial.
-O sea que don Miguel de Unamuno estaba equivocado cuando dijo "que inventen ellos", quitando cualquier importancia a lo que usted hace.
-Eran otros tiempos, esa frase no la diría hoy Unamuno porque los investigadores españoles se encuentran ya entre los nueve mejores del mundo por la calidad y cantidad de sus publicaciones científicas.
-¿Es complicado ser inventora en un mundo que hasta ahora parecía de inventores?
-Lo que es complicado es ser inventor con base científica. Mis inventos no surgen por el ingenio sino tras el estudio concienzudo que hace que en un momento dado salte la chispa en mi cabeza para buscar soluciones a problemas que afectan a la gente.
-¿Qué aportan las Ciencias de la Visión, especialidad en la que usted es la primera doctora en Europa, a la Oftalmología y la Optometría?
-Las Ciencias de la Visión tienen un componente neurológico añadido y además de tratar la sección óptica del sistema visual se ocupan de la parte neuronal. Lo que persiguen es la preservación y la rentabilización del ojo sano.
-¿Por qué hay que evitar el exceso de luz para mantener los ojos sanos?
-Porque la luz es energía que actúa con el tejido de los ojos y atraviesa estructuras oculares. Cuanta más luz recibimos más estructuras atraviesa y puede llegar a la mácula que está formada por neuronas necesarias para procesar información pero que cuando se dañan no se regeneran. Los daños maculares impiden la regeneración de esas neuronas. La retina tiene diez capas y nueve de ellas son neuronas que se enlazan con el nervio óptico que, por supuesto, está en el cerebro.
-¿Qué tipo de luz es más dañina: la solar, la artificial o la de los ordenadores y móviles?
-Todo depende de la intensidad y de la calidad de la luz. Por eso es necesario utilizar filtros cuando nos exponemos a la luz que tiene que mostrar un equilibrio de energía en la composición de sus bandas. La banda azul es la más energética así que si nos pasamos con el blanco azulado seguro que hará más daño al tejido de nuestros ojos.
-¿Es cierto que las tabletas y los smartphones pueden llegar a provocarnos la ceguera?
-Los smartphones y las tabletas tienen una emisión de energía muy alta. Y los ponemos muy cerca de los ojos. Pasa lo mismo con la televisión. Hemos demostrado con ratas pigmentadas rodeadas de tabletas que en tres meses se produce la muerte del veinte por ciento de las células de la retina. Si se elimina la parte más energética de esa luz, la muerte celular disminuye. Tenemos que filtrar la luz como filtramos el aire o el agua para evitar que la zona central del ojo se dañe y comencemos a tener una visión borrosa.
-¿Cómo hay que utilizar entonces estos dispositivos?
-Los menores de cuatro años no deben utilizarlos porque hasta los cuarenta y ocho meses el ojo no está neuronalmente concluido. Los adultos debemos dar descanso a nuestros ojos cada hora y media de trabajo e hidratarlos con lágrimas artificiales o suero fisiológico cuatro veces al día si pasamos mucho tiempo ante un ordenador. Por supuesto, tanto los niños como los adultos tienen que utilizar protectores de pantalla.
-¿Es la luz azul-violeta de esos dispositivos la que más daña la retina de nuestros ojos?
-Toda la luz daña pero esa es la que tiene más energía, diez veces más que la rojiza.
-¿Qué pruebas hay que hacer para saber si tengo afectada la retina?
-Hoy en día es facilísimo porque existen retinografías, angiografías que hacen oftalmólogos y tomografías que permiten analizar las diez capas de la retina.
-¿Cuál es la función del filtro inventado por usted para neutralizar esa luz que daña la retina?
-Lo que hemos hecho es replicar la naturaleza. El cristalino, una lente de veinte dioptrías, amarillea con el paso de los años porque además de enfocar tiene que proteger la retina. Vimos además que la mácula lutea, que es una mancha amarilla, carece de fotoreceptores sensibles al azul por lo que inventamos un filtro de protección ocular amarillento.
-¿Dónde se coloca ese filtro?
-En las pantallas y los hay de todos los tamaños.
-¿En qué consiste su colaboración con el hospital Miguel Servet de Zaragoza sobre la detección precoz del alzhéimer?
-Hace ocho años se descubrió que en el cristalino había trazas de un aminoácido, el beta amiloide, presente en las personas que padecen enfermedades neurodegenerativas. Lo que quisimos hacer es analizar los cristalinos extraídos en operaciones para ver si tenían o no ese aminoácido y detectar de esa forma la dolencia neurodegenerativa.
-También está usted entregada al estudio de la córnea.
-Sí, al reconocimiento por córnea, una de las dos lentes que tiene el ojo y que cuenta con cuarenta dioptrías, y es única en cada persona e infalsificable. Es como una especie de huella digital. El reconocimiento por córnea es un sistema de seguridad sin efectos secundarios e infalible.
-¿Qué están haciendo para mejorar la visión nocturna de los conductores de automóviles?
-Ofrecer un difusor de luz que se coloca en el techo del vehículo, encima del conductor, para corregir los defectos que produce la oscuridad en la visión.
-¿Cuáles son esos defectos?
-Cuando hay poca luz o niebla, la pupila del ojo se dilata de manera anormal para adaptarse al medio, lo que provoca aberraciones ópticas y una escasez de sensibilidad al contraste. Es decir, el conductor tiene más problemas para ver bien.
-Si uso las gafas compradas en el mercadillo o a los manteros, ¿qué me puede pasar en la vista?
-Las gafas de sol de mercadillo producen daños totalmente evitables en ojos que están sanos. Si te gusta la montura de unas gafas de mercadillo, cómprala pero cambia las lentes en una óptica que no te costará más de treinta euros. Es mejor no llevar gafas que ponerse unas de mercadillo.
