El 19 de noviembre de 2014, la revista “Rolling Stone” publicó un reportaje centrado en el relato de una estudiante de la Universidad de Virginia, que narraba la espeluznante violación por parte de 7 hombres que supuestamente había sufrido en la sede de una fraternidad universitaria en el campus. En cuestión de días, varios comentaristas comenzaron a cuestionar la veracidad de la historia. Cuando el prestigioso “The Washington Post”, de línea editorial progresista, igual que “Rolling Stone”, empezó a descubrir detalles que sugerían que la agresión pudo no haber ocurrido, se desató una polémica en todo Estados Unidos que recuerda en ciertos aspectos a la surgida con La Manada, salvando significativas distancias: aquí ya hay una sentencia condenatoria, aunque no firme, mientras que “Rolling Stone” contaba un caso que no había pasado por los tribunales de justicia. Lo cierto es que la violación en grupo nunca ocurrió, que tuvo que retractarse públicamente.

La periodista de “Rolling Stone” Sabrina Rubin Erdely estaba preparando un reportaje sobre el la cultura del acoso y la violación en las universidades, donde las fraternidades preparaban fiestas en las que el objetivo era emborracharse hasta perder el conocimiento. En la Universidad de Virginia le pusieron en contacto con Jackie Coakley, que le contó lo que le había sucedido un par de años antes. Un socorrista del centro acuático de la universidad, ya en el tercer año, le había invitado a su una fiesta en la universidad cuando ella estaba en primero. A medianoche, la subió a un dormitorio oscuro y cerró la puerta. “Mis ojos se estaban adaptando a la oscuridad -relataba el reportaje-. Dije su nombre y di la vuelta. Escuché voces y comencé a gritar y alguien me golpeó y me dijo que me callara. Y fue entonces cuando tropecé y caí contra la mesa de café y se rompió debajo de mí y de este otro chico, que estaba poniendo su peso sobre mí. Entonces uno de ellos agarró los hombros. Uno de ellos puso su mano sobre mi boca y lo mordí, y él me golpeó directamente en la cara. Uno de ellos dijo: ‘agarra su maldita pierna’. Tan pronto como lo dijeron supe que me iban a violar”.

Con 2.7 millones de vistas, el artículo fue el más leído de “Rolling Stone” de la historia no relacionado con ningún famoso.

Los verificadores de la revista no encontraron inconvenientes para publicar la historia, aunque después se supo que vieron detalles que les suscitaron dudas. Entre ellos, la forma cruel en la que se presentaba a Nicole Eramo, vicedecana de la Universidad de Virginia. Ella adujo que la mostraban como si hubiese encubierto la violación, como “la jefa de los villanos”. Y no fue así: Jackie dijo que Eramo nunca le intentó convencer de que no contara la historia, sino que “quería que consiguiese algún tipo de justicia”. Eramo demandó a la revista por más de 7 millones de dólares. Ella y la revista llegaron a un acuerdo confidencial el pasado año.

La autora, Sabrina Rubin Erdely, no habló con el chico que metió a Jackie en la fiesta porque la supuesta víctima se negó a darle un nombre, aduciendo miedo hacia él. Jackie contó en 2016 a ABC News que ella pensaba que no se iban a dar detalles de su caso, porque pensaba que era un artículo sobre apología de la violación. “Tenía 20 años y no tenía ni idea de si había un off the record o un on the record. Era ingenua”, aseguró.

Un par de semanas después de la publicación Jackie habló con la periodista, que empezó a dudar de la veracidad de la historia cuando la supuesta víctima fue incapaz de deletrear el apellido del socorrista. “¿Cómo podría desconocer el nombre exacto de alguien que cometió ese terrible crimen y que temía profundamente”, se preguntó la reportera.

Sabedores de que periodistas de “The Washington Post” estaban investigando la historia, “Rolling Stone” decidió publicar una retractación. Para construir su falso relato, Jackie Coakley copió literalmente frases de un personaje de la serie “Los problemas crecen” (“Dawson’s Creek”), y también el testimonio de una superviviente de una violación ocurrida en 1984.

El fundador de “Rolling Stone”, Jann Wenner, encargó una auditoría externa sobre los métodos de verificación de la revista a expertos de la Universidad de Columbia. En una serie documental sobre la prestigiosa publicación -y para el que Sabrina Rubin Erdely rechazó hablar-, los responsables de “Rolling Stone” reconocieron que los encargados de la edición de la revista, hombres de ideología progresista, temieron poner en cuestión el testimonio de una mujer violada recabado por otra mujer.

El caso, que recuerda al de Janet Cooke -periodista que devolvió el Premio Pulitzer tras reconocer que se había inventado la historia del artículo premiado, sobre un niño adicto a la heroína- no solo dañó el prestigio de “Rolling Stone”, sino también el ánimo de víctimas reales de violación.

En cuanto al socorrista, perdió el contacto con Jackie Coakley, pero sostuvo que a la chica le había pasado algún trauma, y que el trastorno de estrés postraumático le había llevado a construir ese falso relato.