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David González Martínez: "El Novo Cinema Galego y nuestros festivales traspasan fronteras en Europa"

El periodista mosense es coordinador editorial en Bruselas de la plataforma Cineuropa

David González, en la sede de Cineuropa, en Bruselas.

Ha podido fusionar su formación como periodista y su pasión por la gran pantalla en un trabajo desde el que contribuye a impulsar esta industria en el viejo continente. David González (Mos, 1989) es coordinador editorial en Cineuropa, el primer portal web dedicado al sector audiovisual que visitan cada día 600.000 personas para leer sus noticias, entrevistas o informes sobre el sector y cuya newsletter suma 65.000 suscriptores. "Nuestro público son los profesionales, porque la plataforma nació como una herramienta para facilitar que se conozcan y contacten entre ellos, así como para informarles sobre las ayudas y servicios que pueden serles de utilidad para sacar adelante sus proyectos. Pero también tenemos lectores más esporádicos, interesados en las críticas sobre las películas o las crónicas de festivales", explica.

Titulado en Periodismo por la universidad compostelana, David puso en marcha con unos compañeros un blog sobre cine que lograron mantener activo varios años. Y en 2013 se desplazó a Bruselas para entrar en Cineuropa, un destino profesional cuyo nombre coincidía casualmente con el del veterano festival de Santiago. "Fue una parte muy importante de mi vida como estudiante, pero no tienen nada que ver. A veces nos llegan aquí correos equivocados y cuando les respondo en gallego a quienes los envían todavía se quedan más descolocados", revela entre risas.

La plataforma nació en Italia hace casi dos décadas antes de trasladar su sede Bruselas y está financiada por el programa Media de la UE. Además de la plantilla de Bruselas, cuenta con casi una veintena de corresponsales en varios países. Como uno de los dos coordinadores editoriales, David se encarga de supervisar de forma exhaustiva todos los contenidos. Y lo hace en cuatro idiomas, pues la web se actualiza en inglés, español, francés e italiano.

Pero también tiene la oportunidad de viajar a festivales. "En la oficina ya somos una mezcla de nacionalidades y es estupendo poder desplazarte a otros países y relacionarte con la gente de la industria para conocer realmente qué está pasando. Es un privilegio. A mí me gusta ir a los de España y Galicia y además en estos desplazamientos ejerzo más de periodista y escribo crónicas de películas. La palabra crítica no me gusta, porque yo disfruto el cine, no lo critico", puntualiza.

Y los engranajes de esta industria, añade, comienzan a moverse cuando se apagan los focos sobre la alfombra roja: "En las fiestas posteriores es cuando se hacen los contactos y los negocios. El trabajo empieza cuando ya no hay fotos".

En estos viajes de trabajo también ha vivido anécdotas que le hacen sentirse orgulloso de su tierra. "Es muy bonito encontrarte a un director extranjero en Kosovo llevando puesta una camiseta del Play-Doc de Tui porque es su festival favorito", celebra David.

Y no es una escena puramente anecdótica, sino un reflejo de la proyección de nuestra comunidad: "El audiovisual gallego está muy bien y llamando mucho la atención, tanto a nivel creativo como profesional. El Novo Cinema Galego y nuestros festivales traspasan fronteras en Europa. Además del Play-Doc, que está muy bien planteado, destacan el Curtocircuíto de Santiago o el S8 de cine experimental de A Coruña. Se nota que hay gente joven que quiere hacer cosas y tienen muy buenas referencias".

Sus creaciones tendrían complicado ver la luz sin la apuesta institucional de la UE. "Las películas de mayor éxito, como las comedias que triunfan en España o Italia, no necesitan tanto del sistema, pero la mayoría de ellas son pequeñas y sin ayudas no saldrían adelante. Y si hablamos de luchar contra las producciones de Hollywood, pues si ya es muy complejo para todos los países en conjunto a uno por sí solo le resulta imposible", plantea.

En este sentido, David menciona los premios LUX Film que concede el Europarlamento para que las jóvenes películas salven su "talón de Aquiles", la distribución, e impulsar una reflexión sobre el continente y su futuro. "Nuestra plataforma participa en esta iniciativa, que ayuda a proyectar los trabajos en festivales y eventos puntuales de los diferentes países. Cineuropa también nació para ayudar a la creación de la UE de forma práctica. El cine es una herramienta para cohesionar, porque permite trabajar juntos y comunicarnos", defiende.

Es además un sector que "cuando se cuida" revierte en gran medida en la economía de los países, de ahí que los gobiernos destinen fondos a Cineuropa. Una aportación en la que España no destaca precisamente: "Nuestro cine es una parte muy importante de la cultura europea, pero a nivel público la apuesta no es la misma que la de otros países, incluso menos boyantes. En general, nos ven como un aliado porque les damos visibilidad y herramientas. Nos aprecian mucho".

En los últimos años, el sector español está consiguiendo "levantarse solo" con éxitos de taquilla como Ocho apellidos vascos, pero nuestro país sigue lejos del ideal francés: "Es algo inalcanzable para el resto. Tiene un sistema de ayudas en anticipo y una red fortísima de profesionales. La cultura en Francia es un elemento social y político".

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