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Javier Cercas: "Los populismos de derechas son herederos del fascismo, una versión que va a más"

"El poder sabe que la mejor forma de controlar el presente es controlar el pasado, y los ciudadanos debemos combatir esa manipulación, negarnos a aceptar la mentira"

su despacho.

Escritor y profesor de Literatura Española en la Universidad de Gerona, Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) ha publicado nueve novelas, algunas de ellas de marcado tinte político y centradas en la Guerra Civil.

-¿Le queda mucho por escribir sobre la Guerra Civil?

-Que yo recuerde, solo he escrito dos novelas que más o menos hablan de la Guerra Civil. Digo más o menos porque, en realidad, no hablan de la Guerra Civil sino de la herencia de la Guerra Civil; es decir: hablan del presente, no del pasado (y una prueba es que la mayor parte de ambas novelas transcurre en el presente). En este sentido, todas las novelas españolas actuales hablan, consciente o inconscientemente, de la Guerra Civil. Yo procuro hacerlo conscientemente.

-¿Qué opina del cambio de nombres de calles franquistas en muchas ciudades en aplicación de la Ley de Memoria Histórica?

-No soy nada partidario de que haya calles con nombres franquistas y mucho, en cambio, de que se cumpla la ley, que en una democracia es, como decía Hannah Arendt, la única defensa de los pobres y los indefensos contra los ricos y los poderosos.

-¿Hay en Europa un auge neonazi?

-Sí, y entre otras razones, porque estamos repitiendo muchos de los errores que cometimos en los años treinta, como si estuviésemos empeñados en dar la razón a Bernard Shaw, que escribió: "Lo único que se aprende de la experiencia es que no se aprende nada de la experiencia".

-¿Se acabará alguna vez con el fascismo?

-El fascismo, como ideología histórica, está básicamente muerto, pero no el populismo de derechas, que en muchos sentidos es su heredero: una versión del fascismo que va a más.

-Dice que con Franco los antifranquistas cabían en un microbús. ¿Los franquistas cabrían ahora en el Bernabéu, por poner un ejemplo?

-Lo de que durante el franquismo los antifranquistas cabían en un autobús lo dijo Vázquez Montalbán, comunista y antifranquista; yo solo he añadido, un poco en broma (como Vázquez Montalbán), que en algunos momentos cabían en un microbús. En cuanto a los franquistas, no sé cuántos son, pero lo que sí sé es que, nos guste o no nos guste (a mí no me gusta nada), todos somos herederos del franquismo. Y más vale saberlo, porque, si tú conoces tu herencia y la entiendes, puedes manejarla, combatirla y desactivarla; si no la conoces ni la entiendes, es ella la que te maneja a ti. Ese es de hecho, si no me engaño, uno de los asuntos centrales de mi último libro.

-Decía Valle Inclán que el pasado es como lo recordamos, no como fue en realidad, ¿se ha reinventado la historia de España?

-Por supuesto, es lo que intenta siempre el poder, porque el poder -cualquier poder- sabe que la única forma de controlar el presente es controlar el pasado. Nuestro trabajo, como ciudadanos, consiste en combatir esa manipulación; es decir: en negarnos a aceptar la mentira.

-Ha dicho que el fascismo era la nueva política en las primeras décadas del siglo, ¿cuál es ahora la nueva política?

-La nueva política en los años treinta eran los totalitarismos, básicamente el fascismo y el comunismo; ahora son los populismos, que son sus herederos.

-Ha investigado mucho dentro de su propia familia para escribir sus libros. ¿Le ha costado asumir lo que ha encontrado?

-Menos de lo que pensaba, porque lo que he encontrado no era tan malo como me temía.

-¿Es necesario tomar partido para escribir novelas en las que la política de las dos Españas es una parte fundamental?

-Como ciudadano, uno puede (y a veces debe) tomar partido; como escritor no, o no al menos de manera flagrante o explícita. La razón es que un escritor no debe juzgar sino entender; entender no significa justificar; significa lo contrario: darse a uno mismo y a los demás los instrumentos para no volver a cometer los mismos errores. Por eso yo creo que la literatura es muy útil, siempre y cuando no se proponga serlo (en el momento en que se lo propone, se convierte en propaganda o pedagogía, y deja de ser literatura).

-Cierran librerías, la prensa escrita lucha por sobrevivir, ¿el futuro no es lo que esperábamos?

-El futuro nunca ha sido como se esperaba; de lo contrario, no sería futuro.

-¿Cómo acabará el procés en Cataluña?

-Esperemos que bien, pero sigo sin ver motivos para el optimismo.

-¿Tiene sentido que España siga siendo una monarquía parlamentaria?

-No creo que el dilema político en España sea monarquía o república, como en los años treinta, sino mejor o peor democracia. O dicho con más claridad: prefiero un millón de veces una monarquía como la danesa o la sueca que una república como la siria o la venezolana.

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