Veintidós dioptrías de miopía. Es decir, prácticamente no ver nada. Ese fue el diagnóstico más alto que trató la pontevedresa Verónica Alfonsín durante una expedición solidaria en Marruecos que realizó esta Semana Santa, para revisar la vista en dos pequeñas aldeas: Erfoud, al sur del país, y Fezzou. (Al introducir los nombres en Google, podrán ver las enormes extensiones de arena naranja).

Junto a ella también viajó la ourensana Cristina Sarmiento, integrada en un grupo de seis ópticas de España y un profesional árabe -para ayudar con las traducciones y en los desplazamientos-. El viaje en el que se embarcaron las dos gallegas de forma altruista y durante sus vacaciones estaba organizado la Fundación Alain Afflelou, con cuya empresa todos tienen relación profesional.

"Estuvimos cuatro días graduando, desde que sale hasta que se pone el sol, a las 20.00 horas", reconoce Verónica Alfonsín a FARO. Los datos hablan por sí solos: En total, consiguieron ofrecer atención visual a 1.200 personas.

"El punto de reunión fue en Madrid; luego cogimos un barco en Tarifa, fuimos hasta Tánger y, desde allí, dos días en furgoneta hasta llegar a Erfoud, en el sur de Marruecos y Fezzou. Hay población nómada allí, con la que contacta una asociación y que vienen a graduarse la vista", explica la pontevedresa de 34 años, que trabaja en una tienda en Vilagarcía y para la empresa desde hace 8 años.

"No veían nada. Es muy gratificante hacerlo en niños, porque sabes que la corrección de la vista le va a ayudar para el resto de la vida; así que dábamos prioridad a los menores, luego a los adultos; pero también impresiona cómo lo agradecen cuando recuperar la visión", reconoce Alfonsín.

La población que habita zonas desérticas como el sur de Marruecos sufre endémicamente de la vista. En gran parte, debido a la exposición solar, pero sobre todo por el daño provocado por el reflejo del sol en la arena. Muchos tienen problemas de córnea y conjuntiva tan avanzados que no se pueden corregir, en otros casos un astigmatismo alto. "Para mí es un premio. Llevaba cuatro años anotándorme para participar y me encantó la experiencia a nivel profesional y personal", valora la óptica.

Las gallegas Verónica y Cristina fueron seleccionadas como 'embajadoras' para participar en el 'El Desierto de los Niños' durante Semana Santa, una expedición solidaria que cada año cruza el estrecho para conseguir mejorar la calidad de vida de los habitantes del país vecino. Durante ocho días de labor social, las voluntarias y otros compañeros ópticos trabajaron sin descanso.

Y el gesto solidario de estos profesionales se ha traducido en cifras impresionantes de ayuda: donaron más de 600 lentes graduadas y centenares de gafas de sol para prevenir la aparición de enfermedades como cataratas, edemas corneales o pterigión, tan comunes en la zona.