Desde su perspectiva como psicóloga en el Centro de Información Municipal dos Dereitos da Muller, Felisa Balboa habla en la sesión de mañana de estas jornadas sobre la violencia de género "en sentido amplio", incluida la institucional. Con experiencia en este ámbito desde 1990, ha observado la evolución de esta problemática. "Si ahora estas mujeres son heroínas, en aquellos años en los que ni se hablaba del tema, eran supermegaheroínas", resalta. Aunque percibe cada vez mayor sensibilización en la sociedad, considera que hay mucho camino por recorrer.
-¿Qué diagnóstico hace de la situación actual?
-En la realidad del día a día, avanzamos bastante menos de lo que se piensa. Fue espectacular lo del 8 de marzo. Me alegró mucho y me dio mucha esperanza. Pero a nivel cotidiano, no se tiene en cuenta la violencia psicológica brutal que sufren muchas mujeres y que muchas veces las imposibilita para una vida normal y para trabajar. Después de todos los conocimientos que tenemos, la credibilidad de las mujeres se pone constantemente en duda en los malos tratos, en las agresiones sexuales... También hay falta de formación de todos los estamentos que trabajan con las mujeres, en los juzgados, en la sanidad? Salvo excepciones, la realidad es que aún no se intervino ahí.
-¿Qué medidas cree que se necesitan?
-Mucho pacto contra la violencia, pero la realidad es que no hay nada operativo, ni siquiera un presupuesto real para poner encima de la mesa. Lo más importante en lo que hay que intervenir es en la educación. Los pequeños avances que se habían dado, como la Educación para la Ciudadanía, se retiraron. Si no se interviene a nivel de cuestionar la masculinidad y el comportamiento tanto de niñas como de niños, poco vamos a avanzar. Hay que trabajarlo desde los 0 años y, para eso, hay que formar al profesorado en igualdad y violencia de género, que no lo está. Se debe trabajar en la escuela, pero también en casa. No hay educación afectivo-sexual formal. Estamos recibiendo niñas de 14 años víctimas de violencia de género. Niñas que tienen novios y que les controlan el teléfono, la ropa que se ponen, las amigas y amigos...
-¿Es un fenómeno nuevo? ¿No pasaba antes?
-Antes no pasaban porque las relaciones no empezaban tan pronto. Vivimos en una sociedad hipersexualizada, en la que los niños y niñas tienen acceso a la mala información. Los introducimos en unos roles y en una manera de actuar que no es propia de niños.
- ¿Va a peor?
-No. Creo que en algunos aspectos sí, que hay que trabajarlos y, mientras no se hace, la situación se complica. Lo positivo es que también hay muchos niños sensibilizados, lo que se vio en la manifestación del 8 de marzo. Es importante que la sociedad se conciencie y los hombres empiecen a cuestionarse qué papel juegan. Hablamos solo de las víctimas, pero hay que hablar de los maltratadores y asesinos, que no aparecen por arte de magia. Cómo hacer para que no lleguen a ser asesinos.
