¿Astenia o euforia? La primavera es una estación con múltiples aristas, aunque solo las menos amables acaban en las consultas de los médicos. Una de ellas es lo que se conoce como astenia primaveral, un trastorno adaptativo transitorio -dura unas semanas- caracterizado por cansancio, somnolencia, alteraciones del sueño, irritabilidad, falta de concentración, dolor de cabeza y pérdida del apetito, efectos que suelen exacerbarse en el caso de las personas alérgicas al polen, otra arista poco amable de la primavera.

"La astenia primaveral es un síndrome menor que suele darse siempre entre los meses de marzo y abril. Afecta a bastantes personas, aunque al igual que se viene se va", afirma el médico de Atención Primaria Francisco Javier García Soidán.

El aumento de las horas de sol y de las temperaturas, la mayor presencia de polen y otras sustancias alergénicas en el ambiente, el cambio de hora y la modificación en la rutina diaria como consecuencia de los días más largos y del buen tiempo provocan una alteración de los ritmos circadianos, es decir, del reloj biológico, que debe reajustarse a las nuevas condiciones ambientales, más exigentes en el consumo diario de energía.

No hay tratamiento sintomático específico y el único remedio eficaz es dar tiempo al tiempo, es decir, esperar a que el reloj biológico se adapte a las nuevas circunstancias. Sin embargo, hay una serie de medidas que pueden ayudar a minimizar los síntomas. Según el doctor Soidán, dedicar las horas necesarias al sueño, mantener unos horarios regulares en las comidas, mantener una hidratación óptima, llevar una alimentación sana y equilibrada y el ejercicio moderado reducen la sensación de fatiga y decaimiento físico y emocional propios de la astenia.

"En algunos sitios se habla también de tomar complejos vitamínicos, aunque su eficacia en este caso es difícil de demostrar porque el trastorno va a durar menos que lo que tarde el tratamiento en hacer efecto", comenta.

Aunque se desconocen los motivos, la astenia primaveral suele afectar a un número superior de mujeres que de hombres, aunque no se aprecian diferencias en el periodo de duración. También se sabe que las personas que padecen depresión o estrés tienen más riesgo de padecerla.

"Este trastorno dura unas semanas, como mucho y en casos casi excepcionales, dos meses, y que, salvo muy raras excepciones, no impide hacer una vida normal. Aunque con menos ganas, la gente va a a trabajar y hace su vida normal. Si se prolonga más tiempo o estos síntomas se presentan en otra época del año ya no estaríamos hablando de astenia primaveral, sino de síndrome de fatiga crónica, una enfermedad poco frecuente", explica.

Añade que padecer este trastorno en una ocasión, predispone a padecerlo de forma sistemática con la llegada de la primavera. "Hay pacientes que vienen todos los años por las mismas fechas porque se sienten cansados, apáticos, no se concentran... Por eso, cuando llegan ya sabes lo que tienen", manifiesta.

En cuanto a cómo prevenir su aparición, los consejos son los mismos que para combatir sus efectos y que podrían resumirse en llevar unos hábitos saludables. "Llevar una vida sana nos beneficia a todos, no solo a quien sufre astenia", añade.

Algunas fuentes cifran en un 40 por ciento las personas que sufren este trastorno, aunque no hay datos reales sobre su incidencia. "Yo no me atrevería a decir que se llegue a un 40%; un 20% tal vez, aunque es cierto que muchas personas la padecen pero no recurren al médico porque ya asocian ese decaimiento a la primavera y saben que les dura una, dos semanas, y luego se va", afirma.

Pero los mismos factores que provocan la astenia resultan revitalizantes para otras muchas personas, que sienten más ganas de organizar planes. Y es que ya lo dice el refrán: "La primavera, la sangre altera". La sangre y algo más.

Fco. Javier Gª. Soidán - Médico de atención primaria

"Es un síndrome menor que suele darse en estos meses y que al igual

que viene se va"