Mark Zuckerberg, presidente de Facebook, dio por fin la cara ayer a las 20.36 horas, horario español. En su perfil de la red social colgó un "post" en el reconocía que había cometido errores.

Esto les decía a sus usuarios, una cuarta parte de la población mundial: "Tenemos la responsabilidad de proteger sus datos, y si no podemos entonces no merecemos servirle. He estado trabajando para entender exactamente lo que pasó y cómo asegurarme de que esto no vuelva a suceder. La buena noticia es que las acciones más importantes para evitar que esto suceda de nuevo hoy ya las hemos tomado hace años. Pero también hemos cometido errores, hay algo más que hacer, y tenemos que dar un paso adelante y hacerlo".

A continuación hacía una cronología de los hechos. Entre otras afirmaciones, indica que en 2015, se enteró por la prensa ("The Guardian") que el investigador Aleksandr Kogan había compartido con la empresa Cambridge Analytics los datos obtenidos con el uso de una aplicación que Facebook le había permitido instalar en la red. También añade que inmediatamente les prohibieron usar esos datos y que exigieron que los borrasen. "Ellos proporcionaron estas certificaciones", dice Zuckerberg, quien atribuye todo a "una violación de la confianza entre Kogan, Cambridge Analytica y Facebook". No obstante, reconoce que fue también "una violación de la confianza entre Facebook y las personas que comparten sus datos con nosotros y esperan que nosotros lo protegemos. Tenemos que arreglar eso". Zuckerberg promete investigar todas las aplicaciones que tuvieron acceso a cantidades de datos y que hará una auditoría. También va a restringir el acceso de los desarrolladores a los datos y ampliar la información al usuario.

Por otra parte, la Unión Europea propuso ayer un nuevo impuesto digital para los gigantes tecnológicos estadounidenses. Esta nueva tasa, que consistiría en un nuevo impuesto a la facturación de los gigantes de la red, es revelado además en un contexto ya muy tenso en las relaciones que mantienen Estados Unidos y la UE.