¿María Magdalena como icono del feminismo? ¿Una pionera que no se conformó con el papel secundario en la historia de Jesús y dio un paso al frente para ser una protagonista más con mucho que decir, hacer y escuchar? La idea es, sin duda, interesante, aunque solo sea para aportar una mirada distinta y enriquecedora a un personaje que la visión oficial ha reducido a la categoría de estereotipo. María Magdalena es, por desgracia, un intento fallido. Los errores empiezan por el reparto, en un caso porque Rooney Mara ofrece un trabajo al borde de la inexpresividad, y en otro porque Joaquin Phoenix está desaprovechado por completo. Y el director, Garth Davis, parece atrapado entre la necesidad de demostrar el buen ojo que tiene para lograr imágenes bellas incluso en paisajes inhóspitos, y el deseo de mostrarse realista para evitar la tentación de coleccionar estampitas. Pero lo peor es el ritmo cansino que hace los 120 minutos sean agotadores.