El escritor y periodista Arcadi Espada presentó ayer en Vigo su libro "Un buen tío" (Ariel) en un coloquio en el Club FARO donde explicó su elección del político Francisco Camps para este "análisis" de lo publicado por la prensa sobre su figura, un ejercicio que definió como una "conjunción de populismo y posverdad".

"El primer diario de este país publicó 169 portadas sobre un hombre que se ha comprado cuatro trajes. De eso va realmente mi libro. El País publicó 169 portadas, y una enorme cantidad de información, diciendo que Camps era culpable hasta el día del juicio y ese día tuvo que decir que no era culpable de aquello que ellos llevaban tres años publicando", aseguró.

En su nuevo libro, el catalán hace un repaso por las portadas desde el 19 de febrero de 2009 cuando ese diario titula "El fiscal implica a Camps en la trama", hasta el 26 de enero de 2012 cuyo titular reza "Un jurado dividido absuelve a Camps de cohecho impropio". Contundente con su defensa del ex presidente de la Generalitat valenciana, Espada confesó al periodista vigués de Onda Cero Víctor Blanco, con quien mantuvo la charla, que él era de los que pensaba que Camps no se había pagado esos cuatro polémicos trajes. Fue en su primera reunión, cuando éste le aseguró: "¡Pero es que, además, yo me pagué los trajes!"; el momento en el que Espada terminó de interesarse por esta historia que ya le parecía atractiva debido a su "desproporción". "Me pareció que cogía un tinte tragicómico muy interesante", añadió.

"La mayor parte de las personas de este país, con toda seguridad, deben de creer que Francisco Camps no pagó sus trajes a pesar de que hay una sentencia absolutoria favorable a él dictada primero por un tribunal popular y después por el Tribunal Supremo. ¿Por qué habiendo esas dos sentencias la mayor parte de las personas en España creen que es un corrupto? Esa es la razón por la que he escrito este libro. A partir de una convicción, que es que las sentencias en nuestro tiempo, sobre todo a los políticos, no se dirimen en los tribunales de justicia, sino que se dirimen en los programas de televisión y en los periódicos; en lo que llamamos tribunales mediáticos. Y ese tribunal mediático lleva nueve años culpando a Camps prácticamente de cualquier delito que se produzca en su zona de confort", aseveró el escritor.

De Camps señaló que tiene un sentido del humor "fino" y "envolvente". "En realidad solo me dedico a defenderme de cualquier cosa de la que se me acuse", puso Espada en boca de Camps. De hecho, el periodista manifestó que Camps tiene un defecto, y que le jugó una mala pasada en las grabaciones que se le hicieron con Álvaro Pérez, más conocido como "El Bigotes". "El defecto de Camps es su entusiasmo. Los entusiastas, cuando las cosas van bien, suben muy rápido la cuesta de la vida. Pero cuando las cosas empiezan a ir mal todo el mundo les culpa. En realidad no hay político sin entusiasmo, pero admito que Camps es un hombre entusiasta que llevó a Valencia a salir de un agujero político. Sienta mal que lo diga pero está muy por encima de los políticos que gobiernan Valencia hoy", sostuvo.

Espada dedica una página entera de su libro "Un buen tío" a recopilar los calificativos que, según él, la prensa utilizó durante años para "construir un personaje ridículo a la medida de lo que van a querer destruir después". "Para destruir a un hombre como hace la prensa se ha de construir primero la figura del malvado. A mí lo que me interesa es cómo se construye a ese malvado. Y la construcción de la figura del personaje de Camps es maravillosa", sentencia el escritor.

El periodista, sin embargo, aseguró que no puede responder al por qué se dio este caso con Camps. Se ha limitado a exponer lo que, según él, fue una caza de brujas desde ese diario y deja que el lector saque sus conclusiones con la carta que reproduce en el libro dirigida al entonces director. "Si fue porque trabajaron mal, porque existía una conspiración, porque creyeron de verdad que era un corrupto, porque querían hundir al PP? no lo sé", respondió Espada a uno de los asistentes.

"He hablado durante muchas horas con Camps para escribir este libro. Él cree que todo esto es una conspiración, de Garzón, Zaplana, de Rubalcaba? Pienso que la conspiración que hay es la peor: la de los necios, la del mal trabajo, la del mal uso de los instrumentos que los periodistas poderosos tenemos a nuestro alcance. Todos tenemos sesgos, yo creo en la objetividad y creo que los periodistas somos capaces de explicar el mundo", zanjó Espada.