Un profundo sentimiento de solidaridad con algunos animales maltratados por el hombre despertó su conciencia y a partir de ese momento el filósofo y sociólogo francés Frédéric Lenoir (Madagascar, 1962) dejó de comer carne y casi al mismo tiempo renunció a la leche, al descubrir la inmensa tristeza que sienten las vacas cuando les retiran sus terneros. "Comer carne de un animal que ha sufrido produce enfermedades", asegura categórico este prolífico escritor, experto en religiones y espiritualidad, que acaba de publicar "Carta abierta a los animales" (Ariel) para promover una reflexión a fondo acerca de nuestra relación de superioridad con otras especies con las que convivimos. Ferviente admirador de Jesucristo, cuya vida le conmueve, y devoto spinozista, Lenoir anima a utilizar nuestra conciencia moral para proteger a otros seres vivos haciendo un uso responsable y razonable de la naturaleza que compartimos.
-Señor Leonir, ¿qué nos diferencia de los animales?
-Hasta no hace mucho se pensaba que la diferencia esencial era que los humanos tenían un alma espiritual de la que carecían los animales.
-¿Y ya no es así?
-Efectivamente hay diferencias entre hombres y animales pero eso no implica una superioridad tan radical como para hacer con ellos lo que queramos. Cada especie animal tiene su singularidad. La del ser humano es su conciencia moral y religiosa pero no por ello podemos explotar a los animales como si fuesen objetos. Al contrario, deberíamos de usar esa conciencia para protegerlos porque son más débiles.
-Según usted tenemos que respetar a cualquier ser vivo con sensibilidad y conciencia. ¿Tiene clara la frontera que nos permite utilizar en nuestro provecho a otros seres vivos?
-No, pero lo que tengo claro es que los animales son sensibles y por eso los tenemos que respetar. Quién sabe si el día de mañana se demuestra que además tienen una inteligencia más compleja de lo que creemos.
-Quizá por eso ha escrito una carta abierta a los animales a pesar de que ellos no pueden entender lo que les dice.
-He escrito este libro con sentido del humor y echando mano de un recurso literario. Ahora bien, los animales nos entienden por telepatía y ellos mismos se comunican a través del pensamiento.
-Pero con las plantas estamos igual. Supongo que un árbol sufre cuando le cortamos una rama.
-Sí. Pasa lo mismo con las plantas, sobre todo con los árboles, que hablan entre ellos sin necesidad de un lenguaje como el nuestro.
-¿Cómo tenemos que demostrar nuestra conciencia moral sobre las demás especies?
-Está claro que un león no se hará nunca vegetariano porque carece de esa conciencia moral pero nosotros podemos cambiar nuestra alimentación por motivos éticos y no comer únicamente algo porque nos gusta.
-La ingesta de carne ha sido esencial para la evolución de nuestra especie, señor Lenoir.
-Pero hoy podemos encontrar todas las proteínas y elementos de la carne en otros productos.
-En España, Podemos quiere incluir el delito de maltrato a los animales salvajes en el Código Penal y aumentar las penas para quienes ejerzan la violencia animal. ¿Está usted de acuerdo?
-Por supuesto. Hay que condenar cualquier tipo de crueldad con los animales ya sean domésticos, salvajes o de ganadería. No digo que haya que prohibir la caza pero exijo que se evite el sufrimiento inútil a los animales. El hombre que es cruel con un animal es más propenso a serlo con otro hombre.
-El Partifdo Popular precisamente se ha mostrado en contra de esta iniciativa parlamentaria de Podemos con el argumento de que con ella se podría imputar un delito a un cazador o a un pescador que dejara una pieza herida.
-No se puede dejar sufrir a un animal y por eso hay que educar a cazadores y pescadores para ello sin prohibir ni la caza ni la pesca.
-Los elefantes son al parecer excelentes hombres del tiempo...
-Sienten los cambios meteorológicos con días de antelación a través de las vibraciones que llegan a su patas. Son superiores a nosotros en esta materia.
-¿Qué nos identifica con los delfines?
-El delfín es un animal sociable, empático con otras especies, inteligente, juguetón, sensible y hasta con conciencia de sí mismo.
-Las vacas y los cerdos son también una de sus debilidades. ¿Por qué?
-Los cerdos tienen una enorme afectividad emocional, sensibilidad y una inteligencia comparable a la de los perros. Me gustan tanto que ya no como cerdo ni en España, donde se crían los mejores ejemplares del mundo. Las vacas son menos inteligentes y sensibles pero se ha demostrado que sufren mucho cuando las sacrifican o cuando les quitan a sus crías para que puedan seguir dando leche. Eso es traumático y por ello tampoco tomo leche de vaca.
-¿Cómo evolucionó en usted esa determinación?
-Fue algo progresivo que empezó hace 10 años cuando tomé conciencia del sufrimiento animal que hay detras el consumo de carne y leche. Sí que como pescado y comería un pollo siempre y cuando este hubiese sido criado en un lugar alejado de esas granjas de cebo intensivo.
-En realidad nos alimentamos de matar a animales y plantas.
-No me opongo al consumo de carne sino al consumo de esa carne que proviene de animales que han sufrido en explotaciones intensivas. Cuando comes un animal que ha sufrido, lo que ingieres es sufrimiento, miedo y estrés que seguro que te aportará energías negativas que degenerarán en alguna enfermedad.
-¿Tenemos que defender la naturaleza por sí misma o para ponerla a nuestro servicio y poder disfrutarla mejor?
-Hay que hacer un uso responsable y razonado de la naturaleza. Vivimos en ella y la necesitamos. Por eso habría que respetar unas reglas fundamentales para evitar destruir el ecosistema y la biodiversidad.
-¿Cómo le convenció más Jesucristo que Sócrates y Buda?
-El mensaje de Jesucristo me interesa más desde el punto de vista intelectual porque me conmueve y emociona. La vida de Jesucristo me toca profundamente.
-Pero no es cristiano practicante...
-Para mi practicar es tener un vínculo con Jesucristo e intentar poner en práctica su mensaje de amor al prójimo aunque no vaya a la iglesia.
-¿Cuál es la gran lección para la vida que nos ha dejando su admirado filósofo Spinoza?
-Spinoza tiene una lucidez extraordinaria sobre los seres humanos y nos ha demostrado que basamos nuestras ideas y valores a partir de nuestros deseos. Para mí una vida ética es la que nos permite llegar gracias a la razón a orientar deseos y afectos hacia personas y cosas.
-¿Cuál es su consejo para prepararnos para un buen morir?
-No pensar en la muerte y tratar siempre de vivir el presente como si fuera el último día. Tenemos que disfrutar de las pequeñas cosas.
- Su recomendación para ser feliz de aceptar la vida tal cual es no es cosa fácil.
-Podemos tratar de cambiar lo que dependa de nosotros pero lo que no esté en nuestras manos es mejor aceptarlo en vez de instalarnos en la cólera permanente.
