El litoral gallego permanecerá hoy en aviso amarillo por viento en el mar, que podrá alcanzar fuerza siete, y mar combinada del noroeste, con olas de hasta cuatro metros. Además, la provincia de Pontevedra también tendrá el aviso amarillo activado, en este caso por lluvias que podrán dejar acumulados 40 litros por metro cuadrado hasta las 15.00 horas.

Este nivel de alerta, según la información de MeteoGalicia, se extenderá al suroeste y al oeste de la provincia de A Coruña. Y es que, durante la jornada de este miércoles, Galicia continuará en la influencia de las bajas presiones atlánticas que acercarán inestabilidad y aire templado pero muy cargado de humedad.

Así, se espera un día de cielo muy gris y lluvia, que será algo más persistente y generalizada por la mañana, tendiendo a disminuir por la tarde, con puntos de las provincias de Lugo y Ourense sin precipitación a partir del mediodía.

La situación irá a peor el jueves, especialmente en la provincia de Pontevedra, donde la alerta amarilla persistirá ante el aviso de lluvias persistentes. Además, todo el litoral de Galicia estará en alerta naranja tanto el jueves como el viernes. Las olas podrían alcanzar los cinco metros en las próximas horas.

El fuerte viento que sopla en la Comunidad gallega dejó ayer rachas de 138,5 kilómetros por hora en el municipio de Viveiro (Lugo) y de 128,7 en la localidad de Cedeira (A Coruña).

Según los datos registrados por Meteogalicia, en municipios con altitud menor a 900 metros como Viveiro y Cedeira, el viento dejó también rachas significativas como los 98 kilómetros por hora en Burela (Lugo) y 96,4 en Cariño (A Coruña).

Mientras, en localidades con altitud mayor de 900 metros, el viento alcanzó los 96,1 kilómetros por hora en Manzaneda (Ourense), los 92,6 en el municipio ourensano de Carballeda de Valdeorras, los 75,9 en Muiños -en la misma provincia-, los 68,8 en Rodeiro (Pontevedra) y los 66,9 en Cervantes (Lugo).

El mal tiempo interumpió el transporte de ría entre Vigo y O Morrazo, con la suspensión de los viajes desde la mañana por parte de la naviera Mar de Ons.

Gran parte de la flota pesquera gallega se vio obligada a permanecer amarrada a puerto, tanto por el fuerte viento como por el mal estado del mar. En la zona de Corcubión, en concreto en Fisterra, apenas salieron tres barcos a faenar. Por otro lado, varios buques mercantes, alguno con material de plataformas petrolíferas, permaneció a refugio en el interior de la ría.

La flota permaneció totalmente amarrada en municipios como Carnota, Cariño o Ortigueira, donde sí salieron los mariscadores de a pie.

En Noia salió toda la flota de marisqueo, mientras que en Muros la mayoría de permaneció amarrada en puerto, salvo los de arrastre.