El viejo Platón comentaba en su último diálogo de Las Leyes que los humanos estamos sometidos a la forzosa pedagogía de dos inexorables maestros: el placer y el dolor. La contradicción parece adueñarse del campo de reflexión y casi nunca somos capaces de percibir al mismo tiempo las dos caras de una misma moneda llamada vida.

Sentimientos encontrados, disonancias cognitivas, ambivalencias emocionales, son estados subjetivos que experimenté el pasado miércoles cuando asistí a la inauguración de la exposición "Dende o sentimento" del maestro y amigo Antonio Quesada. Por un lado, el placer de ver juntas una treintena de sus magníficas obras que representan la huella del gigante, pero por otro, la ausencia del autodidacta, del dominador del conocimiento compositivo y del mago que hace visible el arcoíris en los agrisados paisajes del noroeste. Mágicos colores que nacen allí donde la luz se encuentra con la penumbra para dejarnos patente que hay un arcoíris para cada espectador, para cada una de las personas que decidan pasar por la sala de exposiciones del García Barbón y contemplar los íntimos paisajes de Antonio.

Entramos en contacto con lo real mediante las emociones y nuestra memoria determina el ajuste automático de la expresión de una emoción en función del lugar en el que nos encontremos. Ver en el mismo espacio obras, familiares, amigos y admiradores de un ser humano excepcional, de un Vigués Distinguido que dio y repartió empatía con todo aquel que se acercase al arte y la cultura o solicitase su ponderado magisterio, no puede más que enriquecer mi flujo de experiencias y sensaciones esa mismas que me conectan con duales emociones pero que ayudan a incrementar la coherencia del mundo.

Si Platón hubiese conocido a Antonio Quesada quizás sus reticencias y desconfianzas sobre los artistas, su animadversión a la "fuerza" de sus habilidades para producir placer, de sus capacidades para seducir con sus creaciones estéticas ficticias y caprichosas, dejarían paso a otros argumentos más cabales. En la vida y obra de Antonio Quesada, el gran filósofo, vería que también con el arte se pueden explorar nuevas vías de comprensión de lo que existe, que es posible crear "otros mundos" otras posibles visiones y ponernos a los seres humanos en situación de poder hacer por nosotros mismos lo que queramos , devolviéndonos la libertad de ser lo que debamos ser y revelarnos lo abierto y contradictorio de nuestra dual libertad.

*Educador y artista amateur (del latín "amator" que quiere decir "el que ama")