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Rosa Cobo Bedía: "Hay grupos muy activos de hombres que no soportan la libertad de las mujeres"

"Independientemente de cuál sea la sentencia a 'la manada', la reacción colectiva en su contra es motivo de alegría, soy optimista"

Rosa Cobo. // Jone Ibabe

Rosa Cobo Bedía (Cantabria, 1956) es una teórica feminista, escritora, profesora de Sociología del Género en la Universidade de A Coruña y directora del Centro de Estudios de Género y Feministas de esta Universidad. El año pasado recibió el Premio Igualdade "Ernestina Otero" del Consello Municipal da Muller de Vigo y acaba de ser reconocida con el premio Comadre de Oro 2018 por su continua labor investigadora.

-Vivimos tiempos convulsos, especialmente para las mujeres...

-Sí, son tiempos convulsos en general, y es además un momento muy excepcional para las mujeres. En un doble sentido: por una parte porque están pasando cosas que son durísimas, como convertir a las mujeres en botín sexual de guerra. Y porque los asesinatos y las violencias contra las mujeres son muchas, porque las barreras y los filtros para que accedamos a recursos que tienen los varones también son muchos, y en ese sentido creo que hay una profundísima reacción patriarcal. Pero al mismo tiempo esta reacción ha sido contestada por las mujeres en muchas partes del mundo con movilizaciones y acciones políticas muy significativas que no pensábamos que iban a ocurrir. En este sentido yo me siento bastante optimista dentro de la gravedad.

-¿Por qué se ha dado esta reacción precisamente ahora? ¿Se ha perdido el miedo?

-Es muy difícil poder explicar por qué en un momento histórico determinado surge un clima en el que se sienten reconocidas tantas personas en torno a un objetivo común. Yo creo que hay un cansancio profundo, hay más conciencia, un enfado, y creo también que hay un acierto por parte del feminismo que ha sabido escoger los objetivos políticos en torno a los cuales se han sentido reconocidas las mujeres. Algo como lo que está pasando ahora nunca tiene un origen monocausal, al revés, siempre es pluricausal. Yo creo que ahora también hay más conciencia porque también hay más información, y porque el movimiento feminista se ha movilizado mucho y se puede ver con muchísima claridad que se están defendiendo de una manera muy racional y también muy firme los derechos de las mujeres, a pesar de los intentos por distorsionar el mensaje.

-¿Qué ocurre en una sociedad supuestamente cada vez más avanzada para que todos los días haya agresiones y asesinatos de mujeres?

-Yo diría que hay grupos reducidos pero muy activos de hombres que no aceptan la libertad de las mujeres, y no aceptan que las mujeres en su imaginario dejen de ser su propiedad; son los que cometen actos de violencia y muchas veces de muerte. Lo nuevo en este momento histórico que estamos viviendo es que antes había mucha más gente que giraba la cabeza, no quería saber lo que pasaba. Yo creo que ahora es mayor el porcentaje de gente a la que le resulta inaceptable la violencia contra las mujeres, los asesinatos, las agresiones, las violencias... Pero también y aunque suene absurdo me siento optimista, independientemente de cuál sea la sentencia a "la manada", la reacción colectiva que ha habido en su contra es un motivo de alegría. La gala de los Goyas fue un peñazo, pero más allá de eso hubo muchísimos abanicos rojos de mucha gente que con ello quiso señalar su malestar por cómo han salido a la luz nuevos casos de abusos en la industria del cine y en general. Eso no hubiese ocurrido hace diez años, es un conjunto de elementos de respuestas y reacciones que suponen un buen punto de partida. Yo tengo una hija y me gustaría que las cosas fuesen de otra manera para las chicas.

-¿Qué le diría al abogado de "la manada"?

-La sociedad debe recibir el mensaje de que hay acciones que son una desvergüenza, un crimen. Lo que hizo "la manada" es un crimen, y eso es lo que yo le diría a los abogados, que es un crimen que no tiene disculpa y que tienen que pagar su precio con la sociedad como lo pagan otras personas que han cometido acciones criminales.

-¿Corremos el riesgo de demonizar a los hombres de forma injusta?

-Yo no lo veo así. Al sector masculino de la población, que está en una posición social de hegemonía, no le gusta ver cómo entre ese sector hegemónico hay individuos que se pasan de la raya. Lo que hace un individuo que pertenece a ese sector de alguna manera compromete a todo ese sector de población. Pero yo no creo que haya ningún motivo para la preocupación. Qué más quisiéramos nosotras que todos los hombres fuesen estupendos y aceptasen sobre todo que los hombres y las mujeres tenemos que vivir relaciones de igualdad; eso es lo que queremos. Yo lo veo desde otra perspectiva: lo que más me preocupa no es que las mujeres demonicemos a los hombres, porque no lo hacemos: nos casamos con ellos, tenemos hijos, tenemos relaciones, compartimos trabajo aunque sea con salarios más bajos. Lo que sí me preocupa y mucho es que esos hombres "buenos" no reaccionen contra los hombres que no son buenos. Me preocupa muchísimo que haya hombres que hagan como si no fuese con ellos lo que está ocurriendo, que haya hombres que tengan hijas y que sepan que sus hijas van a ganar menos, que existen muchas posibilidades de que sufran algún tipo de abuso y que hagan como si el asunto no fuera con ellos. Me preocupa que no tomen partido a favor de quien tienen que tomarlo.

-¿Se está exagerando la polémica sobre la cosificación de la mujer?

-Puede haber excesos, no te digo que en algún momento no los haya. Y no dejo de pensar que a río revuelto, ganancia de pescadores, y que probablemente sectores conservadores y ultrapuritanos traten de sacar algún tipo de ventaja, es muy posible. Yo me pregunto qué es más importante y qué es mejor en términos morales para una sociedad: que eso salga a la superficie y por lo tanto se pueda gestionar para acabar con ello colectivamente o que haya algunos excesos. Yo creo que cuando los casos de violaciones, abusos y agresiones son tan altos, lo importante es eso. Y acudir a otro tipo de argumentos me parece que es un poco marear la perdiz y tratar de quitar el foco del asunto que es fundamental, la violencia, la desigualdad. Tendremos que estar atentas para evitar los excesos, pero pongamos el foco donde tiene que estar.

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