Si en una palabra estuvieron ayer de acuerdo los periodistas Jáuregui y Quevedo, esta fue el diálogo. "Razonablemente, hay que volver a intentar una operación de diálogo; no vale con el palo, que lo que va es a agravar las cosas", sostuvieron ambos. En palabras de Jáuregui: "Que los nacionalistas se sintieran razonablemente confortables dentro del Estado o, como decía Ortega y Gasset, la 'conllevanza' ". Sin embargo, el primero añadió un matiz: "El nacionalismo es un estado de espíritu, no es una doctrina política, y no hay forma de combatirlo, ni vencerlo; así que tenemos que aprender a convivir".

Y la pregunta que se intuyó en el ambiente fue ¿qué va a hacer ahora el Gobierno? Una hora y media después de conversación, aún seguía en el aire, sin resolver.

Con una trayectoria que, históricamente, ha estado más ligada a los partidos de derecha, Quevedo hizo una crítica a la gestión política de las desigualdades sociales. "Sigue habiendo brechas salariales tremendas. Mi queja es que no se haya sido sensible en la derecha con la realidad social", denunció.

Federico Quevedo ha pasado por periódicos de papel y digitales, agencias de prensa, emisoras de radio y programas de televisión. En su sexto libro, "El desengaño" - el segundo con Jáuregui- desgrana fallos y dificultades que propiciaron los problemas que hoy, ni la izquierda ni la derecha han resuelto.

El texto refleja el desengaño que, tras una vida mirando de cerca a la política, sienten dos periodistas ya veteranos, con muchos años de militancia profesional, cada uno por su lado, en la profesión. El estallido fue, cómo no, lo ocurrido en Cataluña. Y así, dan protagonismo a un desgarrado y desengañado relato.