El ahorro de energía es una de las grandes obsesiones de las sociedades actuales, desde que el cambio climático es una amenaza cada vez más presente, y más y más personas se van incorporando a patrones de consumo energético intensivo.

La localidad noruega de Hole quiere aportar su grano de arena, con una tecnología que hace que las farolas solo se enciendan cuando detectan el paso de vehículos o personas. Es, en verdad, un concepto similar al de los sistemas de iluminación en locales de hostelería.

En la carretera 155 se han instalado 220 radares a lo largo de nueve kilómetros. La luces led operan al 20% de su potencia mientras no pasan los vehículos, mientras que cuando aparece un coche o un transeúnte se activan al completo.

Con esta tecnología, en nueve kilómetros de carretera se ahorran un total de 2.100 kilowatios/hora a la semana, de forma que la inversión extra que supone la instalación se cubre en cuatro años y medio.