-Vigo es la única ciudad gallega a la que traen "Don Quijote". ¿Qué espera del público?

-El inicio de muchos destacados bailarines en España ha sido en ciudades pequeñas. ¿Cómo ve el futuro de los nuevos hoy?

- La complicación es que faltan compañías profesionales de nuestro país; con el nivel que hay, harían falta muchas más. Alguien que quiera hacer su carrera tiene que irse, como yo hace 25 años. Una de las motivaciones que tuve para dirigir la Compañía Nacional de Danza, después de hacer toda mi carrera en Francia, fue esa: que irse fuera no sea una obligación, que exista una opción de bailar en nuestro país. Existen bailarinas como Cristina Casa que trabajaba en Amberes, o María Muñoz, que estará en Vigo después de años en Alemania. Pero solo hay 50 bailarines en la Compañía, no podemos traer a todos.

-¿Es cierto que llegó al ballet por casualidad?

-Sí, yo no sabía nada de danza, ni quería ser bailarín profesional. Fui acompañar a mi hermana, la profesora me dijo que podía bailar y me quedé.

-A veces el destino nos elige.

-Exactamente. Yo no elegí bailar, la danza me eligió a mí.