El astillero vigués Metalships & Docks ha amarrado ya el contrato para la construcción de un crucero a vela ultrapremium de 138 metros de eslora y 17 de manga, con el que dará forma al segundo mayor buque de estas características en activo a día de hoy en todo el mundo. El pedido, para un armador alemán, proporcionará a la compañía -propiedad de grupo Rodman- alrededor de 750.000 horas de trabajo, equivalentes a la creación de empleo para 350 operarios. El plazo de ejecución del contrato, que ya ha entrado en vigor, es de 18 meses, según han confirmado a FARO fuentes del astillero que dirige Alberto Iglesias. Es el primer pedido que firma Metalships desde diciembre de 2017, cuando se adjudicó la construcción de un arrastrero de 80 metros para la armadora Niisa Trawl, el Regina C, un diseño de la prestigiosa oficina técnica Skipsteknisk. La entrega de este arrastrero congelador, que operará en aguas del Ártico, está prevista para las próximas semanas.

El buque contará con tres mástiles, cinco cubiertas y 4.200 metros cuadrados de velamen izado. Tendrá capacidad para 136 pasajeros y 90 tripulantes, y está concebido para viajes de lujo alrededor del mundo; las aguas tropicales y subtropicales serán su ecosistema de referencia. La armadora pretende ofrecer a los clientes estancias amplias y de gran lujo, además de restaurante, lounge de cubierta, biblioteca, área de fitness y tiendas. El camarote de mayor tamaño tendrá hasta 39 metros cuadrados, con terraza exterior, aunque solo estarán disponibles tres de este tipo por viaje. El grueso de la oferta la comprenden habitaciones de entre 26 y 30 metros cuadrados, también con espacio exterior.

En cuanto a la propulsión, el buque premium compatibilizará el velamen con un sistema híbrido (diésel-eléctrico), con el que podrá alcanzar una velocidad de en torno a trece nudos y, a la vez, cumplir con los requisitos de emisiones y protección medioambiental. Concebido inicialmente como el mayor velero a vela del mundo -el proyecto se ejecutará sobre la base del casco del antes bautizado como Sea Cloud Hussar, iniciado en la extinta Factoría Naval de Marín-, un buque sueco ( Flying Clipper, de 162 metros) le ha arrebatado esa distinción. Pero superará notablemente al Bima Suci, por ejemplo, el buque escuela de tres mástiles -y 111 metros de eslora- construido por Freire Shipyard para la Armada de Indonesia.

Este pedido apuntala la intensa actividad contractual en los últimos meses del naval gallego, que se ha erigido como la segunda industria con mayor cartera de contratos de la Eurozona. El sector eleva su apuesta además por el segmento del transporte marítimo, uno de los que ofrece mejores perspectivas a nivel global, junto con el de la renovación de las flotas pesqueras y otros más especializados como los research vessels (oceanográficos). A excepción de Factorías Vulcano, que urge una inyección de tesorería para culminar el ferri de Trasmediterránea, el naval gallego en pleno tiene carga de trabajo.