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Varios estudios científicos alertan de la toxicidad del llamado "tabaco sin combustión"

El rostro más tóxico del "IQOS"

El neumólogo gallego Carlos Rábade asegura que estos dispositivos tienen el 84% de la nicotina encontrada en los cigarrillos convencionales y sustancias venenosas y cancerígenas

Un "IQOS", dispositivo que calienta el tabaco sin quemarlo.

Los nuevos dispositivos de tabaco sin combustión "IQOS", iniciales de "I Quit Ordinary Smoking" (dejo el tabaco habitual), no reducen "de forma significativa" la cantidad de nicotina inhalada, en comparación con la que se inhala de un cigarrillo normal, ni de otras sustancias cancerígenas como el formaldehído, el acetaldehído y las nitrosaminas. Así lo advierte la Sociedad Española de Cirugía Torácica y Neumología (SEPAR), que se apoya en recientes estudios que comparan el contenido del humo de "IQOS" con el de los cigarrillos convencionales y que concluyen que es lo suficientemente tóxico como para dañar no solo la salud del fumador activo, sino también la de los fumadores los pasivos.

A diferencia del cigarrillo electrónico, el "IQOS" contiene tabaco en hoja y no líquido, que se calienta a temperaturas que llegan a 350-400 grados, pero sin llegar a las temperaturas por encima de 1000 grados que se alcanzan cuando el tabaco se quema, como ocurre en el caso de los cigarrillos normales. De esta forma, no se produce pirólisis (cambios irreversibles de la composición química del tabaco debido al calentamiento a altas temperaturas), por lo que el humo que se libera es portador de un menor número de sustancias tóxicas para el fumador. Aún así, no evita la presencia de sustancias tóxicas.

"Es una forma de consumir tabaco pero calentándolo en vez de quemándolo. El problema es que al calentar el tabaco, también se producen una serie de reactivos con componentes tóxicos que son perjudiciales para la salud, como el acenafteno, cuya concentración es incluso mayor que en el cigarrilo convencional, por lo que es falso que el IQOS minimice los efectos nocivos del tabaco tal y como sostiene la compañía tabaquera que lo comercializa", asegura el neumólogo del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) Carlos Rábade, secretario del área de tabaquismo de la SEPAR.

Según un estudio del doctor Reto Auer y otros autores publicado en la revista "JAMA Internal Medicine", la mayoría de los elementos del humo de IQOS se encontraron en menor concentración que en el humo de cigarrillos convencionales, pero hubo un hidrocarburo policíclico aromático cancerígeno, el acenafteno, que se detectó en una concentración de más del doble a la que se encontró en los cigarrillos convencionales. Además, el humo de "IQOS" contenía casi el 85 por ciento de nicotina hallada en el de los cigarrillos convencionales.

Asimimso, otro estudio, encargado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) al Gobierno japonés, ha demostrado que la presencia de tóxicos en el humo de la corriente principal de tabaco de los "IQOS", algunos en similar cantidad a los cigarrillos habituales y otros en menor cantidad, y asumieron que parte de estos tóxicos pueden pasar al humo exhalado por los fumadores.

La SEPAR recuerda que tampoco el cigarrillo electrónico (CE), también conocido como vaporizador, e-cigarette o e-cigar, es inocuo. "Tanto el 'IQOS' como el cigarrillo electrónico favorecen la incorporación de los adolescentes al consumo de tabaco porque generan dependencia gestual y en el caso del CE, también se le puede añadir nicotina", afirma el experto en tabaquismo, que recuerda además que diversos estudios han constatado que el propilenglicol y la glicerina, sustancias que contiene el eCigar, inocuos cuando son utilizados por vía oral, pierden su inocuidad cuando son inhalados.

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