El número 51.244, agraciado con el segundo premio del Sorteo Extraordinario de Navidad, ha dejado 10 millones de euros en Pontevedra. Un estanco de la calle Eduardo Pondal de la capital vendió 80 décimos premiados recibidos de una administración de Santander y parte de ellos fueron adquiridos por familias gitanas de la comarca.

En una churrasquería de Marín Jesús Casal Camacho, con seis décimos, reunió a decenas de amigos para festejar por todo lo alto su buena suerte. "Los compré hace cuatro meses y los pagué a los pocos", explica el afortunado, que repartió con su familia, una de las que resultó afortunada en el poblado de O Vao de Arriba, donde compraron más de una decena de boletos premiados cada uno de ellos con 125.000 euros.

Los vecinos del poblado proyectan organizar una gran fiesta el día de Nochebuena. "¡Lluvia de millones en el poblado de arriba!", se felicitaba Jesús Casal junto a su cuñado, Alfredo Gabarre, también en plena celebración, ya que adquirió otros dos décimos agraciados. Ambos piensan en "tapar un par de buratos" con el dinero, señala Jesús Casal, antes de detallar que "me compraré un chalé a las afueras del Vao, aunque no dejaré de estar empadronado allí" y también "un comercio en propiedad" en el que venderá ropa y calzado.

¿Por qué eligió el número? "Lo vi en el estanco y me llamó la atención, venía de Santander", explica un Jesús Casal eufórico con su nueva vida, ya que tras un historial de toxicomanía (tres de sus hermanos murieron a causa de las drogas) y de pasar por la cárcel está recuperado: "Tengo muchas ganas de seguir limpio, de seguir cambiando mi vida", explicaba a FARO con uno de los décimos premiados en la mano. Como buenos gitanos, no faltaron los atinados pasos de baile ni los cantos en el arranque de una larga jornada de celebración.

Postemirón

A unos kilómetros las escenas de alegría se repetían, en este caso en la finca de la familia Gómez Gómez en Postemirón, en Vilaboa. ¡De chatarreros a millonarios! Resumía Amalia Gómez Montoya, que atribuye la suerte a que "el que está ahí arriba, mi padre, miró por nosotros para quitarnos un poco de pobres".

De once hermanos que integran la familia "nos ha tocado a cuatro, aparte a cuñados y nosotros remediamos a los otros, porque somos una familia muy unida". Lo demostraron ya desde el mismo momento en que supieron la buena noticia, organizando una gran fiesta en la que bailaron, cantaron y se abrazaron. Y es que "aparte de estos cuatro (décimos) que llevo", reconocía la agraciada, "no digo los demás para que no me atraquen". A pesar de la lluvia de dinero aseguran que seguirán manteniendo su trabajo. "Aquí siempre hemos vivido de la chatarra y vamos a seguir"; si acaso, se comprarán "más coches" para continuar con el negocio, explican los más veteranos rodeados de sus hijos y nietos.

En medio de la celebración se incorpora uno de los grandes protagonistas de la jornada, el pequeño Aitor. "Compramos la lotería el 16 de junio, el día que nació mi nieto", explica Amalia Gómez Montoya mientras carga en brazos al bebé de la suerte.

Solo Amalia Gómez Montoya gastó este año en Lotería de Navidad 2.000 euros, además de unos 1.200 que reconocían haber invertido otros dos integrantes de la familia. "De la alegría aún ni hemos mirado las pedreas, aún nos quedan", contaban antes de dar paso a los pasos de baile y a las letras improvisadas: Que me ha tocao la lotería, que me voy a emborrachar, que me ha tocao la lotería?