Pese a sus más de setenta años de historia, la Asociación San Cayetano no es una de las más conocidas en la ciudad, aunque sí resulta vital para más de cuatrocientas familias que cada mes acuden a su puerta para recoger una bolsa de alimentos con la que afrontar mejor su día a día. La entidad, que recibe una subvención de la Unión Europea, acaba de recibir una aportación de 12.000 euros de la Obra Social "La Caixa" para contribuir a sus actividades, que incluyen el reparto de alimentos pero también de ropa y juguetes en estas fechas navideñas. Esta última tarea ,no obstante, la delegarán a otra asociación dado el gran volumen de juguetes que se ha acumulado en sus dos locales de Vázquez Varela.

"No podemos con tanto", explica su presidenta, Paz del Palacio, una de las veteranas voluntarias que desde hace décadas contribuye a aliviar la situación de los más desfavorecidos en la ciudad. Empezaron, recuerda, en la época de Franco. "Fuimos las primeras, no existía todavía ni siquiera Cáritas, empezamos ayudando a los enfermos de tuberculosis y aquí seguimos, trabajando para dar de comer a 400 familias", indica

Además de la aportación de La Caixa, que aporta fondos por segundo año consecutivo, la asociación San Cayetano recibe financiación europea, por lo que las familias que acuden mensualmente a la sede deben presentar una serie de requisitos para justificar su situación de riesgo de exclusión social, entre los que se incluye entre otros el empadronamiento, para luego poder justificar desde la entidad las ayudas que solicitan a Bruselas. Desde el inicio de la crisis, son muchos los inmigrantes los que acuden a demandar ayuda pero no los únicos ya que también son muchas las familias viguesas para quienes la bolsa de alimentos es un sustento fundamental. Al margen de la comida, que también cede el Banco de Alimentos de la ciudad, la asociación proporciona productos de primera necesidad y ropa, para lo que cuenta con un gran ropero en el que guarda las donaciones tanto de sus socios como de ciudadanos.

Además, ofrecen ayudas económicas puntuales para el pago de recibos de luz, agua o alquiler y para recaudar fondos también cuentan con huchas solidarias repartidas por algunas oficinas bancarias. "Antes ponía que era para luchar contra la tuberculosis y ahora lo que pone en las huchas es que son donaciones para ayudar al necesitado", explica Del Palacio, que hace hincapié en la dificultad de llevar adelante esta labor solidaria en una entidad histórica en la que cada vez hay menos socios y las voluntarias superan con creces los sesenta años. "A veces tenemos que recurrir a nuestros bolsillos", subraya.