En los últimos 30 años ha aumentado paulatinamente la cifra de jóvenes con una posición ideológica extrema y ya son uno de cada cinco los que se confiesan radicales de izquierda o de derecha, y aunque rechazan conductas como el terrorismo o la violencia de género, son más permisivos que sus padres con estos asuntos.

Son algunas de las conclusiones del informe de la Fundación SM "Jóvenes españoles entre dos siglos 1984-2017" presentado ayer, que revela que la mitad de los chicos de hoy se consideran consumistas, rebeldes e independientes, y más preocupados por su imagen y egoístas que años atrás.

No obstante, el 97 %, mantiene la familia como la cosa más importante de su vida, seguida de la salud. Esa prioridad de la familia, que consideran además el lugar donde se dicen "las cosas más importantes en cuanto a ideas e interpretaciones del mundo", junto a los amigos y conocidos, se sitúa "en una estrategia de enroque juvenil frente a un tablero social que continúa sin aportarles promesas de futuro esperanzadoras", indica el estudio.

En general, sienten que tienen un nivel de libertad adecuado, e incluso uno de cada tres considera que mayor del que deberían, lo que supone un incremento del 12% respecto a la generación de los 90, algo que uno de los autores del informe, José Antonio López-Ruiz, achaca al tiempo cada vez mayor que pasan solos en casa por la dificultad de conciliación de sus padres.

Pese a que aún no puede hablarse de brecha generacional y que continúan posicionándose en el centro del espectro político, se ha incrementado el éxodo hacia posturas radicales, pasando del 10% de 1989 al 11,8% de 2010 y al 15,1 por ciento actual en el caso de la extrema izquierda, explicó en rueda de prensa otro de los autores, Juan María González-Anleo. El aumento ha sido más moderado en el de la extrema derecha, en el 2,8 % frente al 2,2 % de hace 30 años.

Realizado a 1.250 jóvenes de entre 15 y 24 años, el informe confirma la tendencia de desafección e inacción en su participación sociopolítica aunque muestran más interés que en 2010. Así, se ha producido un descenso del porcentaje de los que no se sienten identificados con la política o que no le encontraban sentido, que son el 17% frente al 25% de hace siete años, pero ha aumentado del 20% al 37% el de los que buscan este tipo de información.

Un mayor interés que coexiste con una creciente desilusión hacia la clase política: el 77% opina que los políticos buscan antes sus propios intereses o los de su partido, y el 71% cree que anteponen los de las multinacionales, bancos y lobbies a los de los ciudadanos.

La confianza en las instituciones también ha bajado, especialmente el Congreso, la prensa y la Monarquía, pero ha subido un 17% la confianza que depositan en las fuerzas armadas, un 8,5% en la policía y un 8% las grandes empresas.

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