El Papa Francisco pidió ayer en la festividad de la Inmaculada Concepción en Roma "anticuerpos" para que las sociedades actuales derroten los "virus" que les afectan, como la indiferencia, el miedo al extranjero, la hipocresía o "la degradación medioambiental y ética". El Papa realizó estas reflexiones en la oración que pronunció durante la tradicional ofrenda de flores ante la columna de la Inmaculada en la romana plaza de España.

El pontífice pidió por aquellos que más sufren, como "los enfermos, ancianos, pobres e inmigrantes" que huyen de "tierras en guerra o del hambre" y también para que las sociedades actuales dispongan de "anticuerpos contra algunos virus de nuestro tiempo". Entre estos males, citó "la indiferencia, que dice: 'no me incumbe', la mala educación cívica que desprecia el bien común, el miedo al diferente y al extranjero". También "el conformismo disfrazado de transgresión, la hipocresía de acusar a los demás mientras se cometen las mismas cosas, la resignación a la degradación ambiental y ética, la explotación de hombres y mujeres".

En la oración, aprovechó la ocasión para recordar el ejemplo de conversión de hace 175 años en la Iglesia de Sant Andrea delle Fratte, a pocos metros de distancia de Plaza de España, cuando la Virgen tocó el corazón de Alfonso Ratisbonne, que en ese momento era ateo y enemigo de la Iglesia y pasó a ser cristiano.

El Papa Francisco llegó en coche a la plaza de España y fue recibido por la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, con quien intercambió algunas palabras.