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Hendricks: "Trump es una ocasión para que las mujeres digan no"

"La música no trata de público, trata de emociones; mi trabajo es lograr la misma reacción con Mozart, con un blues o una pieza de Nina Simone"

Barbara Hendricks.

Barbara Hendricks llega a España con un espectáculo centrado en la música popular estadounidense Un reparto entre jazz, blues y góspel, géneros muy pegados a la lucha por los derechos civiles, algo con lo que está muy comprometida la que fuera premio "Príncipe de Asturias" de las Artes. Le gusta hablar de ello, también de la música en todas sus facetas. Sonríe y ríe cómplice cuando en la conversación salen nombres como Bob Marley o Nina Simone, incluso añade otros como Mahalia Jackson o Billie Holiday. Sus seguidores podrán disfrutar del show el viernes 15 de diciembre en Barcelona.

-¿Por qué llama estos conciertos "El camino hacia la libertad"?

-Es un espectáculo sobre la lucha por los derechos civiles. Cantamos algunas canciones que acompañaban las marchas que seguían a Martin Luther King. Eran canciones que se cantaban durante aquellas marchas que inspiraban a toda esa gente y les daban valor y coraje en la lucha contra la segregación racial.

-Porque el mundo está muy alterado.

-Hay que fijarse en lo que está pasando, en los desastres naturales, en la violencia que nos rodea, en la proliferación del armamento nuclear. Estamos en manos de gente muy inestable, y eso incluye al presidente de los Estados Unidos. Por eso estas canciones nos recuerdan las enseñanzas de gente como Martin Luther King. Cuando entiendes este mensaje tienes que ponerte a cantarlo.

-En estos tiempos los mensajes sensatos no llegan.

-Pero se trata de difundirlos, de repartir amor por el mundo, que se fijen todos en estos valores de respeto al prójimo. Y eso tiene que empezar ya en nuestros hogares, en nuestros lugares de trabajo.

-Con canciones de libertad, como decía Bob Marley.

-Es un mensaje que viene de muchas partes. Es lo que estoy cantando ahora; vengo de hacerlo en Canarias. La gente puede pensar que estaba allí de vacaciones, pero no, estaba trabajando (risas).

-Un discurso comprometido que recuerda a otras grandes cantantes, por ejemplo Nina Simone.

-Sí, tengo canciones en el repertorio de Nina Simone. También hacemos "Strange Fruit" de Billie Holiday, o "Take my hand, precious lord", que Mahalia Jackson cantó en el funeral de Martin Luther King, o "People get ready". La última parte del concierto es para los niños refugiados, y recito un poema de la británica-somalí Warsan Shire, uno que se titula "Hogar" y que recito en castellano porque es importante que la gente entienda las palabras: "Nadie abandona su hogar a menos que su hogar sea la boca de un tiburón". Empieza así. Llevo treinta años siendo embajadora de buena voluntad de ACNUR y me inspiran mucho el valor y el coraje de las mujeres refugiadas.

-¿Ve usted públicos diferentes en sus distintos estilos de conciertos?

-No, no creo que haya públicos distintos o reacciones distintas. La música no trata del público, trata de compartir emociones, trata de lo que tenemos en común. Y se comparte igual de bien un aria de Mozart que una canción de Nina Simone. No hay diferencias, todos somos miembros de una gran familia que se llama humanidad. A todo el mundo le gusta Picasso, y luego a otros les gusta Manet y a otros Rembrandt. Yo, como intérprete, lo que tengo que conseguir es que la gente vibre.

-¿Es un público elitista el de la clásica?

-No juzgo a mi público. La música no es para nada elitista.

-El góspel aquí está muy presente.

-El origen de esta música está en los esclavos que venían de África. Venían de una tradición oral y adaptaron esas canciones a la religión cristiana, por eso los llamaban espirituales negros. Hablaban de su vida espiritual y hablaban también de la vida de Cristo y de su deseo de ser liberados. Hasta los años veinte los espirituales se cantaban a capela. Luego empezaron a acompañarse de guitarras y ahí nacen dos tradiciones, una es la del blues y otra la del góspel. La diferencia entre una y otra son las palabras. En uno hablan de la Biblia y en otro de lo que pasa en el día a día.

-A usted le tocó vivir las duras leyes de segregación.

-Cuando era niña nací en medio de esa segregación; vi injusticias desde muy pequeña, incluso en mi propia familia. Por eso tenía que decir algo al respecto con mi música.

-¿Por qué ganó Donald Trump?

-Creo que es un tiempo para las oportunidades. Nos han dado una oportunidad a las mujeres del mundo de abrir la puerta y decir no, ya es suficiente. En este aspecto es una oportunidad. En la victoria de Trump se mezclan varias cosas, el nivel de educación, las noticias falsas..., creo que es lo que ha impedido ganar a los demócratas. Ahora el mundo está empezando a ver las debilidades de América. Que siempre existieron, claro. Pero también es una oportunidad de coger todo lo que no nos gusta y convertirlo en algo bueno. Y ahí la UE tiene la oportunidad de encabezar la lucha por los derechos humanos. Soy ciudadana europea (reside en Estocolmo) y la Unión Europea siempre me ha parecido un invento maravilloso.

-¿Qué significó para usted el premio "Príncipe de Asturias" de las Artes?

-Fue increíble, y un gran honor. La sensación que tengo, mi recuerdo, es haberlo recogido con humildad, preguntándome ¿de verdad me lo merezco? Porque me impresionaba estar rodeada de toda esa gente, de ese elenco, y de representar esos valores. En España siempre he sido muy bien recibida, incluso antes del premio, pero desde el "Príncipe de Asturias" de las Artes intento cada día vivir a la altura de los valores por los que me otorgaron ese premio.

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