El Pergamino Vindel, del siglo XIII y que recoge la música y letra de las Cantigas de Martín Códax, es una de las joyas únicas de la literatura y música medieval del mundo. Un simposio internacional de la Universidade de Vigo busca, entre ayer y hoy en la urbe olívica, descubrir la obra en profundidad. En la primera jornada, se ofrecieron detalles de las últimas idas y venidas del manuscrito, de la dudosa reputación del librero que lo descubrió y le dio nombre (Pedro Vindel Álvarez, nacido en 1865 y fallecido en 1921); y de cómo -increíblemente- este tesoro bibliográfico fue menospreciado durante la última subasta a la que fue sometido.

La encargada de ofrecer estos últimos detalles fue la profesora de filoloxía y Literatura Medieval de la Universidade de Santiago (USC) Mariña Arbor, también secretaria de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval. En su conferencia, "A historia do Pergamiño Vindel", explicó que Pedro Vindel fue un personaje "célebre" en su época, si bien se conocía poco de él hasta hace poco.

Este "gitano de los negocios" como algunos lo llamaban por su sagacidad y trucos a la hora de conseguir libros y negociar su venta, nació en una pequeña localidad de Cuenca donde trabajaba en el campo. A los diez años de edad, tuvo que abandonar su hogar familiar tras quedar huérfano de padre y su madre contraer nuevas nupcias con otro hombre, también viudo.

En los primeros años, se fue ganando la vida como pudo hasta acabar vendiendo periódicos con los que fue aprendiendo a leer y escribir.El siguiente paso fue vender libros en una estación en Madrid; después, en el rastro y, posteriormente, en tienda propia.Con el paso de los años, ganó fama y posición social. Gente como Emilia Pardo Bazán, Azorín, Ramón Menéndez Pidal (que estaba al cargo de los códices de la Biblioteca Real), entre otros, fueron sus amigos y clientes.

Sin embargo, a principios del siglo XX, se abrió un proceso judicial contra él y otras personas acusadas de participar en una operación de robo de libros incunables de la Biblioteca Real, acabando en la cárcel por delito de hurto, según recordó ayer Mariña Arbor.

Vindel llegó a vender sus obras a clientes notables de varias capitales europeas a los que fornecía de joyas de dudoso origen. El librero borraba la procedencia de los ejemplares arrancando la cubierta para que Vicente Arias los reencuadernarse. Fue así cómo finalmente descubrió que la tapa de un códice del siglo XIV de Cicerón era, en realidad, un pergamino que presentaba las Cantigas de Martín Códax con su anotación musical.

Tras diversas vicisitudes, el pergamino fue vendido al diplomático español y musicólogo Rafael Mitjana que en sus últimos años residió en Suecia y que comenzó a estudiar el pergamino. Al fallecer la viuda de éste, se subastó toda su biblioteca en Estocolmo en 1961.

En una entrevista, el librero Albi Rosenthal (1914-2004) reconoció que estuvo presente en dicha subasta donde lo compró por un precio ridículo debido a su presencia "poco atractiva", apuntó Arbor quien cree que, realmente, mandó a un intermediario para no levantar sospechas y evitar que los lotes subieran de precio. "Cando se expuso a folla de vitela, -explicó Rosenthal en una entrevista que recordó Arbor-, todos riron. Este artigo parecía un anaco de pergamiño desgastado que podía ter servido para a pantalla dunha lámpada. Compreino por cinco esterlinas e gardeino na miña colección durante moito tempo pero despois de todo un ten que vivir e, ó final, vendinllo á Morgan Library" que es, a día de hoy, su propietaria si bien estos días se muestra en una exposición en Vigo.

El simposio contó ayer también con Vicenç Beltran; Manuel Pedro yYaraFrateschi, entre otros. Hoy prosigue en el Edificio Cambón en Vigo de 10.00 a 20.00 horas.