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La sepsis, con tasas letales del 36%, causa 17.000 muertes al año en España

En España fallecen cada año 17.000 personas por esta enfermedad, que se produce tras una respuesta excesiva del organismo ante una infección generalmente grave

Unidad de cuidados intensivos

El repentino fallecimiento del fiscal general del Estado, José Manuel Maza, ha puesto de actualidad la sepsis, una dolencia crítica con una tasa de mortalidad del 35 por ciento y que solo en España acaba cada año con 17.000 personas, más que el cáncer de mama, páncreas o colon. A la muerte de Maza, el pasado sábado, se suma además la del árbitro internacional de baloncesto Gianluca Mattioli, que pereció también el jueves en Murcia por una infección, tras ser hospitalizado minutos antes del encuentro de Champions League entre el UCAM Murcia y el Mónaco. Maza, que falleció en una clínica en Buenos Aires, contaba con 66 años, y Mattioli con 49. Aparentemente gozaban de buena salud, aunque el fiscal general era diabético y se ha señalado que también padecía una infección renal.

La sepsis se produce cuando el cuerpo, como respuesta a una infección, genera una respuesta inflamatoria (el sistema que tiene el organismo para defenderse) descontrolada que, en los casos más graves, provoca un fallo agudo de otros órganos que no estaban necesariamente relacionados con la infección original, provocando un fallo multiorgánico que, en un número importante de casos, provoca la muerte. La tensión arterial cae y se desarrolla el shock séptico, una situación de extrema gravedad que suele cursar con hipotensión arterial prolongada y una reducción del aporte de oxígeno a los órganos vitales, como el cerebro y el riñón, ocasionada por la sepsis.

Se trata de una enfermedad calificada como "tiempo dependiente", en la que los casos de éxito están directamente relacionados con la rapidez con la que se instaura el tratamiento. De hecho, mientras que la detección y tratamiento en la primera hora permite una supervivencia del 80 por ciento, a las cuatro horas de la enfermedad la tasa baja al 50 por ciento y a las 12 horas cae hasta el 12-20 por ciento. Además, algunos de los pacientes que sobreviven pueden presentar importante secuelas a largo plazo con alteraciones funcionales, cognitivas y mentales que impactan en su calidad de vida.

Código Sepsis

Esa necesaria rapidez en la respuesta ha provocado que en algunos hospitales se haya implantado el Código Sepsis para dar una respuesta temprana y multidisciplinar a esta enfermedad, cuya incidencia se ha visto incrementada en los últimos años en relación con la mayor esperanza de vida de la población con pacientes más ancianos, ya que tanto estos como los niños son los principales afectados por esta dolencia.

Desde 2012, además, cada 13 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Sepsis, cuyos objetivos para 2020 son reducir su incidencia, aumentar la supervivencia y mejorar la sensibilización sobre esta enfermedad, que afecta cada año a 27 millones de personas en todo el mundo, una cifra por encima de los casos de ictus, cáncer, infarto de miocardio y VIH, y de los cuales fallecen 8 millones.

Temperatura corporal anómala y frecuencia cardíaca elevada, entre los síntomas

  • Ante los signos de que podría existir una sepsis, los servicios de urgencias actúan de inmediato con antibióticos y se realizan las pruebas que permitan aplicar un tratamiento lo antes posible que suele incluir medicamentos intravenosos para mantener la presión arterial, terapia con oxígeno, apoyo nutricional o terapia con corticoides para tratar el proceso inflamatorio. La revista de la American Medical Association (JAMA), la de mayor difusión a nivel internacional, señala que los síntomas de la dolencia son variados pero no difieren sustancialmente de una infección más leve, por lo que los servicios de urgencias suelen actuar con un alto índice de sospecha. Así, van desde fiebre superior a los 38 grados o temperatura inferior a los 36; frecuencia cardíaca superior a los 90 latidos por minuto; más de 20 respiraciones por minuto, presión arterial baja, disminución de la diuresis (secreción de orina); cambio en el estado mental, con confusión o delirio y, por último, alteraciones extremas en el recuento de glóbulos blancos y en el recuento de plaquetas. Los sitios más comunes donde se producen infecciones que pueden desencadenar en una sepsis son los pulmones, la piel, los intestinos, los riñones, el cerebro o los huesos.

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