El prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano, el cardenal Angelo Amato, invitó ayer a recordar a los mártires de la Guerra Civil española -entre ellos, los 60 que fueron beatificados ayer sábado 11 de noviembre en Madrid- para que no se repita "el terror de aquellos años oscuros".

"Con frecuencia en España se realizan beatificaciones de mártires de la fatídica persecución religiosa de los años 36 al 39. La Iglesia celebra estos eventos con un doble propósito: para invitar a los fieles a permanecer firmes en la fe y para exhortar a todos a evitar el terror de aquellos años oscuros que cubrieron vuestra hermosa patria de la sangre de personas inocentes e indefensas", indicó durante la ceremonia de beatificación de 60 mártires de la Guerra Civil española, pertenecientes a la familia vicenciana y que tuvo lugar en el Palacio de Vistalegre de Madrid.

En este sentido, insistió en que "no se puede ni se debe olvidar esa trágica historia, un ejemplo de heroísmo cristiano pero también una página oscura de crueldad gratuita contra personas indefensas e inocentes", para "que no se repita una oleada similar de odio fraticida".

Entre los mártires beatificados este sábado, hay 39 de Madrid, seis de Cataluña, tres de la Comunidad Valenciana y doce de la diócesis de Cartagena-Murcia. La ceremonia coincide con los 400 años del comienzo del carisma vicenciano (de San Vicente de Paúl).

Según precisó el cardenal Amato, en la documentación de la causa de beatificación se evidencia que la única razón de sus asesinatos fue "el hecho de ser católicos". En concreto, indicó que en aquellos años, "en muchas regiones españolas reinaba el hostigamiento y la arbitrariedad más absoluta con el único objetivo de aniquilar a la Iglesia católica" y lamentó que "los lugares de culto fueron incendiados, los conventos clausurados, las escuelas ocupadas y la gente encarcelada y asesinada".

"Esta ola de vandalismo ciego e ignorante destruyó objetos y monumentos del pasado, precioso patrimonio artístico de España. No hubo ningún respeto a la libertad y dignidad de las personas, fue una tormenta que azotó violentamente a la nación cubriéndola de polvo, de humo, de sangre y de cadáveres; fue una macabra exaltación del mal y del odio", zanjó.

Por ello, puntualizó que celebrar a los mártires de la persecución religiosa es al mismo tiempo "celebrar el misterio del amor absoluto de Dios" y "acercarse al misterio del mal absoluto causado por el enemigo de Dios". "Los mártires nos introducen en el luminoso horizonte de la auténtica humanidad, sus verdugos por el contrario, en las tinieblas del corazón humano. Los primeros nos edifican, los segundos nos obligan a repudiar sus malvadas acciones", matizó.

En cualquier caso, ensalzó el coraje y la firmeza en la fe con la que estos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos católicos respondieron a esta "persecución ciega e inhumana".

Ejemplos

En concreto, puso algunos ejemplos como el del padre Vicente Queralt, "un sacerdote culto, buen orador, que distribuía entre los Enecesitados todo lo que recibía de su familia", que fue capturado y fusilado el mismo día; el de los jóvenes Manuel Trachiner Montañana y Vicente Cecilia Gallardo, capturados en la carretera de Canillas (Madrid) al ser encontrados llevando en sus maletas la sotana y el crucifijo; o el del religioso paúl José Ibáñez, que tras ser detenido cuando iba a celebrar misa en un hospital madrileño, "fue obligado a caminar desnudo, fusilado, abandonado y descuartizado".

Amato añadió que los cristianos también deben "orar por los verdugos" y "perdonar" como lo hicieron los propios mártires cuando iban a ser asesinados.

Amato puso de relieve el ejercicio de la caridad de la familia vicenciana y, a su juicio, ese "tesoro" fue lo que provocó "el enojo de los partidarios del mal, los cuales se convirtieron en promotores de la división, incitando a los jóvenes a saquear y destruir". "Eran unos falsos profetas que gritaban: hay que destruir la Iglesia, luchad, matad", ha añadido.

Por su parte, el cardenal y arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, -que concelebró junto a Amato y al cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares--, pidió a los santos y mártires del siglo XX en España que intercedan "por la concordia, la unidad, la paz y el progreso en toda España".