La empresa ourensana Conexiona, a través de su nueva filial LINCBiotech, y el laboratorio de Neurociencias del Hospital Clínico de Santiago han creado una tecnología que permite comprobar la temperatura del cerebro. La capacidad de este software lo convierte en el primer método a escala mundial para predecir la gravedad del ictus. En las previsiones del gerente de Conexiona, Carlos Manuel Sande, figura que el producto pueda ser comercializado entre mediados del año que viene y principios de 2019, tras ser desarrollado en la Tecnópole ourensana.

Según explicó ayer el líder de esta investigación médica, el doctor José Castillo, se sabe que los pacientes que superan los 37,5 grados centígrados de temperatura en las 24 horas posteriores a sufrir un infarto cerebral tienen un 70 % de probabilidades de progresar de manera negativa: quedar con graves incapacidades o incluso fallecer.

Además, estas dos entidades también trabajan en el desarrollo de una tecnología y un fármaco que permitirán disminuir dicha temperatura específica del cerebro, para minimizar las posibles secuelas. "El objetivo es ir más allá", aseveró el doctor Castillo, que lleva 25 años dedicado a la investigación en este ámbito. "Por el momento conocemos cómo hacer un mapa de temperatura en el cerebro. Ahora lo que queremos saber es cómo se baja", subrayó el investigador. Para ello, han empezado a valerse de un proceso denominado hipotermia focalizada. Se trata de un sistema revolucionario que les ha permitido reducir los grados en 50 pacientes experimentales "solo en la zona que gracias al mapa sabemos que necesita la refrigeración", indicó el doctor Castillo, lo que puede reducir de manera significativa los efectos secundarios de la enfermedad.

La técnica se contrapone a la empleada en la actualidad en los hospitales de referencia en España, la hipotermia sistémica. Un sistema que según José Castillo "es un procedimiento muy complicado que produce muchos problemas de incomodidad para el paciente".