Tras una intervención de cuarenta minutos, se dio la palabra al público, que intervino anima damente en un coloquio con el escritor. Para romper el hielo, Elba Pedrosa quiso saber la opinión del experto sobre las personas "etiquetadas como cenizos". "Hay personas que se lo pasan pipa con su conmiseración", refrendó Rovira, que dijo evitar en su vida personal -y animó a los asistentes a hacer lo mismo- "el juego del 'pobre de mí' y el batir a punto de nieve las desgracias". De hecho, en el ensayo se hace también referencia a las "toxicidades" y propone evitar "en la medida de lo posible" los "ambientes y las personas tóxicas". "No siempre se puede elegir quiénes nos rodean pero a veces sí y hay que hacerlo porque hay grandes frustradores de la alegría", indicó.

El empresario también fue cuestionado desde el público por el afán que existe en la sociedad actual hacia la búsqueda de la felicidad y al respecto reiteró que "no se trata de buscar sino de detenerse, desnudarse, pararse y dejar incluso, a veces, de buscar la alegría para encontrarla".

Otro de los presentes en la sala abundó en la importancia de la alegría no solo a nivel personal sino como herramienta de aprendizaje, con lo que coincidió el autor, que aseveró que "es la gran asignatura pendiente no solo de la educación sino de las empresas y las organizaciones ya que la alegría aporta visión estratégica, cooperación o empatía".

También salió a colación la importancia fundamental del humor en la alegría y uno de los momentos más emotivos de la intervención del escritor fue cuando uno de los asistentes, que imparte un curso para jóvenes sin empleo, le pidió unas palabras para motivar a sus alumnos. "Debemos dar en cada instante lo mejor de nosotros, todos nosotros podemos, en apenas unos minutos, cambiar a una persona con tan sólo sonreírle con el corazón", apuntó Rovira.