"La vida en sí misma se expresa a través de nosotros por el cerebro". Así lo afirmó ayer en el Club FARO Miguel Sánchez Romera, cocinero y neurólogo clínico o, empleando el término acuñado por él mismo, neurogastrónomo, durante la presentación su su último libro, "Alimenta bien tu cerebro" (Libros Cúpula). Partiendo de esta máxima, sobra explicar la importancia de mantener el cerebro sano. ¿Y cómo se consigue? Sánchez Romera, que lleva treinta años formándose y ejerciendo en el campo de la neurología y más de un decenio creando sabores en la cocina, lo tiene claro: alimentándolo correctamente. "La acción de comer no es digestiva; esencialmente es del cerebro", afirmó.

Pero con alimentarlo adecuadamente no se refiere solo a los alimentos, que también, sino al estilo de vida, tan o incluso más importante que la propia alimentación. "Decir que somos lo que comemos es quedarnos cortos; somos lo que comemos y también cómo lo comemos", afirmó el ponente, en un Auditorio Municipal do Areal lleno de público.

A este guiso, hay que añadir el estilo de vida y la actitud ante la vida, fundamental para mantener las células neuronales sanas. "Lo que realmente cura a nuestro cerebro es cómo vivimos", explicó el neurólogo y chef. El cerebro necesita que se le estimule. Por ello, instó al auditorio no solo a mantener una alimentación sana, sino también a llevar una vida activa. "Nuestro cerebro mantiene la plasticidad a lo largo de toda la vida, es decir, no pierde su capacidad de regenerarse, por lo que a cualquier edad está dispuesto a aprender cosas nuevas. Tenemos que empujarlo, motivarlo, para seguir creciendo", dijo.

Y por el contrario, si el cerebro se desmotiva, comenzará a deteriorarse. "Somos como queremos ser, no somos como somos por condición genética. Si tienes una predisposición a tener una enfermedad neurológica y no haces nada, seguramente se desarrollará. Por el contrario, si haces algo probablemente o la prevengas o la contengas. Y si haces mucho, probablemente la cures", aseveró durante la charla-coloquio, que contó con Federico Mallo, catedrático de Fisiología-Endocrinología de la Universidad de Vigo, como presentador.

El cerebro no necesita otra dieta para mantenerse en forma que la precisan el corazón y el sistema circulatorio. "Cuida tu corazón y tu circulación y de esta forma estarás cuidando tu cerebro", aseguró el neurogastrónomo, que tiene restaurantes en España -su L'Esguard en Sant Andreu de Llavaneres obtuvo una estrella Michelin en 1996-, Japón y más recientemente, Corea.

Sánchez Romera concibe la cocina como una mezcla entre la ciencia, la salud y creación, tres vertientes que beben de la propia formación de este cocinero, que además de Neurología, estudió Bellas Artes. En su cocina no hay sitio para aditivos químicos o poductos sintéticos.

Según el chef, el hecho de cocinar ya repercute positivamente en el cerebro. "Si compras y cocinas ya estás ejercitando el cerebro. Además, así evitas comprar comida hecha y te garantizas comer sano. Sin embargo, el problema es que la gente está dejando de cocinar", alertó Sánchez Romera, que concibe la cocina como una mezcla entre la ciencia, la salud y creación, tres vertientes que beben de la propia formación de este cocinero, que además de Neurología, estudió Bellas Artes.

"Hoy nos alimentamos mal y tampoco llevamos una vida muy saludable para el cerebro", advirtió. Y puso el ejemplo de Nueva York, donde ha vivido diez años. Aseguró que en la Gran Manzana la gente come mal y no porque no pueda comer mejor, sino porque le falta motivación para hacerlo. "Es horrible como viven y alguien que vive tan mal no puede comer bien", añadió.

El conferenciante fue muy crítico con la industria alimentaria. "Se come fatal porque la industria de alimentación nos da grasas, sal y azúcar. Ha permitido que tengamos alimentos a precios accesibles, pero lo que contienen no es malo, es peor", insistió.

Para mantener el cerebro sano, solo hay que tener "sentido común" comiendo. Es decir, aportándole todo lo que necesita en su justa medida. "El cerebro necesita azúcar porque con solo 1,4 kilos de peso gasta un 20% de la energía corporal. Y esta energía la obtiene de la glucosa. ¿Cuál es el problema? Que consumimos mucha más cantidad de la que realmente necesitamos", explicó el ponente, que también abogó por una alimentación para cada edad y no solo mantener el control en la edad pediátrica. "A partir de los 55 deberíamos tener una alimentación acorde a la edad", manifestó.