Ara Malikian conoce a la perfección qué es un baño de masas. Ha llenado teatros inmensos en Berlín y otras ciudades a lo largo de los años. En esta gira gallega -dentro del tour mundial de 20 meses- además, ha colgado el cartel de entradas agotadas. No es fácil presentarse en el Auditorio Mar de Vigo con todos los billetes vendidos. Ara lo ha conseguido y ayer lo agradeció a su púbico con un directo inolvidable. Hoy, repite faena en Narón (A Coruña).
"Sin pasión, no se puede hacer arte; y sin trabajar, toda la pasión que tienes no la puedes realizar", comentaba el virtuoso músico en un vídeo que circula por internet. Afortunadamente, para la música y sus fans, el artista ha encontrado el idilio perfecto entre ambas partes.
Como producto, sus discos y giras. El último álbum, La increíble gira del violín, fue, precisamente, desgranado ayer realizando un recorrido biográfico desde que un violín nacido en Módena, Italia, viajó por medio mundo hasta el Líbano. Allí, vivía el pequeñísimo Ara con su familia. Su padre, violinista, le puso el instrumento entre las manos y, poco a poco, nació una estrella.
Un concierto, una vida
El concierto tuvo reminiscencias al sonido de la tierra natal de Malikian pero también presentó melodías que le han marcado sus vida, ritmos modernos, por muchos desprestigiados. Quizás por eso triunfa Malikian, porque él no renuncia a la música por prejuicios, tanto toca una composición propia con sonidos del mundo, como una de Led Zeppelin o un compositor clásico.
La música no tiene muros reales pero sí barreras emocionales o en ideas que pugnan contra ella. Malikian, que sufrió de niño la guerra en su Líbano, ha trabajado desde que aquel violín de Módena cayó en sus manos para evitar el combate contra las melodías. Su mensaje es universal. Ayer caló y recibió ovación tras ovación en el Mar de Vigo.
