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Tobías: "Cuando hay una gran catástofre piensas en el ser humano que está al lado"

El productor de cine desveló su vivencia como aventurero en Los Andes: "Saber que iba a morir me daba un miedo atroz" - El superviviente asegura que tuvo "un diálogo con Dios"

Público asistente, ayer, a la conferencia coloquio del Club FARO. // Alba Villar

"Se tardan tres segundos en decir que han muerto cuatro personas, pero cada una es toda una vida", aseguró en Club FARO el productor y director de cine Miguel Ángel Tobías, en relación a las pérdidas humanas que se cobraron los incendios en Galicia -tres de ellas en el área de Vigo-. "No hay justicia en la Tierra que sea capaz de reparar el daño de la pérdida de una persona", añadió.

Tobías, creador del programa de televisión "Españoles en el mundo", viajó a Vigo para impartir la conferencia "Renacer en los Andes. Una apasionante historia de supervivencia", pero antes, el también Doctor en Medicina de Emergencias quiso reflexionar sobre la catástrofe de la ola incendiaria. Y recordó el terremoto de Haití, al que acudió dos días después de la tragedia para rodar el documental "Sueños de Haití". "Cuando sucede una gran catástrofe, solo piensas en el ser humano que hay al lado", alegó. Se refería a la conversación que mantuvo con una monja recién llegado a la isla.

El popular y televisivo Tobías confesó ayer una parte íntima de su vida, concretamente un capítulo ocurrido hace justamente 13 años: se perdió en Los Andes y, sin agua ni comida y a temperaturas bajo cero, supo que su muerte era cuestión de horas. Antes, la periodista Nuria Sáinz daba paso a la conferencia destacando el prólogo del libro, que firma el superviviente Fernando Parrado, uno de los supervivientes de la odisea en los Andes que retrata la película "Viven". En él se abre el interrogante: ¿casualidad, Dios, suerte?

El numero 13, que -según indicó el autor- significa "renacer" en algunas culturas antiguas, ha sido una constante en importantes acontecimientos vitales de Tobías. Desde que casi muere dos veces -primero, ahogado y luego, envenenado- de joven en África, en los días 13 y 26 de un mes de agosto. Y trece años antes del suceso en Los Andes del que ha escrito ahora, justamente trece años después.

Miguel Ángel Tobías se presentó como una persona -quizás por algún trazo "genético"- a la que siempre le han apasionado el riesgo y la aventura. En su currículo dice que ha participado en ralis por África, recorrido desiertos en moto y navegado por ríos peligrosos. Ha buceado en cuevas, descendido barrancos y practicado la caída libre. Y por su trabajo como productor y director de documentales sociales, ha recorrido el mundo en zonas de guerra, de catástrofes, de pobreza y ha visto la muerte, indicó "muy de cerca muchas veces".

En Vigo ayer ofreció un relato que quiso exponer como esperanzador para personas que atraviesen dificultades, sobre sus propias experiencias cercanas a la muerte y el sentido de la vida. Tobías considera "un milagro" que saliese vivo de una montaña en la cordillera de Los Andes, donde después de separarse del grupo, se perdió. Dos amigos y él habían decidido culminar así un viaje al país andino, en el que se embarcaron en una ascensión al Chachani -un volcán, situado a 55 km de la ciudad de Arequipa en el sur del Perú y a más de 6.000 metros de altura-. Lo hicieron sin mucha planificación, preparación ni medios, tampoco aclimatación a la altura y solo con la ayuda de un guía local que tuvo que decidir en un momento si acompañar a dos montañeros extenuados con mal de altura -sus amigos- o a él mismo, que sufría una taquicardia. Él decidió descender por su cuenta unos metros para evitar que avanzase la taquicardia. "Me fui; estaba muerto de frío y entendí que la lucha no era contra el frío, sino contra uno mismo".

Sin agua, sin comida, a muchos grados bajo cero y sabiendo que no iban a ir a buscarle, la muerte era ya cuestión de horas... "Lo que uno quiere en esa situación de poco oxígeno es dormirse. Y, durante la noche, noté tres veces una mano en la cara por encima de la lona de la tienda de campaña y entendí el mensaje: Miguel Ángel, no estás solo". Sin embargo y después de esa supuesta intervención divina y al despertarse, Tobías entendió que iba a morir. No tenía ni agua. "Sentir que me iba a morir me daba un miedo atroz, pero lo que más miedo y daño me daba era que mis amigos llamasen a mi madre para decir que yo había muerto", aseguró.

Hasta que pidió ayuda a Dios. El productor vasco está convencido de que mantuvo un diálogo con Dios, con quien siguió una conversación interna. Y durante esa conversación, Miguel Ángel le pidió cinco cosas que poco a poco se fueron concediendo. Finalmente, logró volver a Arequipa, donde se reencontró con sus compañeros de expedición. "Cuando salí de Chachani, era consciente de que Dios me había salvado la vida", aseguró.

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