Nació sin brazos, hace 24 años, pero eso nunca supuso un problema para él. Pese a la dificultad añadida y a su juventud ha logrado convertirse en lo que siempre quiso ser: un barbero de renombre.

Todo empezó con 14 años. Cuando salía del colegio, este argentino pasaba las tardes en la peluquería de su madre, asombrado con los ingeniosos cortes que ofrecía a sus clientas. Fue ella quien le enseñó el oficio y quien le acabó contratado como ayudante de peluquería, logrando crear su propia clientela.

Todos los vecinos quedaban boquiabiertos con las aptitudes del entonces adolescente. La curiosidad y el boca oreja acabaron atrayendo a los vecinos del barrio. Su fama llegó hasta tal punto que decidió abrir su propia barbería. El éxito no solo le acompaña en las redes. Su clientela da en ocasiones la vuelta a la manzana.