Hemos visto a Sónia Tavares dándolo todo embarazada de varios meses y ofreciendo bis tras bis a pesar de sentir molestias. La hemos visto también incondicional con un público mermado en número ante el que actuó como si estuviera en el Olympia de París a rebosar.

Y ayer hemos disfrutado de su compromiso y arte en un trago difícil para cualquier cantante, incapacitante incluso para algunos. Aún así, aún a pesar de una dolencia de garganta que la obligó a ir al médico a ultimísima hora y retrasar el concierto de The Gift cincuenta minutos respecto a la hora programada, Tavares demostró por qué ella y la banda lusa son estrellas. Si bien su capacidad vocal no estuvo al 100% por la enfermedad, la artista cantó manteniendo el pulso de la melodía hasta que las fuerzas del chorro se rindieron en los dos últimos temas. Pero, para entonces, ya habían ofrecido un concierto de sobresaliente con el público en pie, bailando, en el Teatro Afundación en prácticamente todas las canciones.

El mandato de Nuno Gonçalves y sus compañeros era presentar su último disco "Altar" en Vigo, ciudad a la que se sienten profundamente unidos, no solo porque aquí los vio actuar Brian Eno -quien les produjo este álbum y quien incluso ha prestado voz en algunos de sus temas-, sino porque muy cerca grabaron el disco y porque algunos hitos de su juventud los vivieron en la ciudad olívica. Nuno así lo recordó en la recta final del concierto a modo de anécdota, rememorando su primer fin de año en la urbe sin sus padres, con carta blanca para salir de fiesta y, por supuesto, cantar en un karaoke.

Como arranque del directo de ayer en Vigo, la banda optó por el tema de apertura del último disco, "I loved it all". Tavares lo interpretó con semblante serio, sola en el escenario, arropada por una luz roja. Este y los dos temas siguientes, con modo lento, no fueron lo mejor de la banda durante la noche. Fue a partir de la cuarta canción cuando el grupo estableció una conexión total con el público. Además de recorrer el actual disco (mención especial para la interpretación de "Love without violins"), también picotearon en la discografía anterior con himnos vitales como "RGB", "Music" o "The singles".

En la recta final, con el teatro en pie, dos bises aclamados por el público del que se despidieron con "Big fish" de "Altar", la única canción que interpretaron dos veces en la noche haciendo bailar y saltar a los presentes. Como despedida, en los aplausos, el "Can´t help falling in love" de Elvis con el que Nuno confesó que no podían evitar caer enamorados "de Galicia". El público gallego tampoco puede evitar caer a los pies de los lusos.